Bayo y Larmore muestran su juego de seducción barroca
Las dos cantantes debutan hoy en el Teatro Real con 'Julio César', la gran obra de Händel
María Bayo y Jennifer Larmore hacen a partir de esta noche, en el Teatro Real, una visita guiada por Egipto. Las dos cantantes se meten en la piel de Cleopatra, la primera, y de Julio César, la segunda, para dar arte y vida a la ópera de Händel. Es el montaje más esperado del año, dirigido, en escena, por Luca Ronconi, y en el foso, por Rinaldo Alessandrini. La música, para las cantantes, 'es lo más próximo a la sexualidad que se puede conseguir en la ópera', dicen.
Bayo y Larmore ya han cantado Julio César alguna vez juntas. Pero lo han hecho en versión concierto, bajo la dirección de René Jacobs. Es una ópera en la que ambas han destacado siempre. Larmore, mezzosoprano estadounidense de larga carrera, con 60 grabaciones a sus espaldas, no ha podido soñar un estreno personal mejor en el Real. Ella abre el concurso de piropos: 'María es la Cleopatra perfecta, si tuviera que elegir una siempre sería ella', dice. Y eso sin hablar de los seis modelos de anticuario y restaurados que va a lucir la Bayo en escena: 'Va a parecer Miss España', dice Larmore.
Su compenetración parece que les hace disfrutar juntas y todo anuncia que se producirá en el escenario, desde hoy hasta el 18 de noviembre, una química de seducción barroca, aunque con la música que Händel creó para esta visión de Julio César, no parece cosa difícil: 'Los dúos que tenemos juntas son lo más próximo a la sexualidad que se puede conseguir en la ópera', afirma Larmore. Bayo se ríe, asiente y aporta su grano de pimienta: 'Es refrescante, sensual, cuando lo cantamos somos felices y siempre nos sorprendemos sonriendo sin darnos cuenta', afirma.
Bayo define su personaje de mujer astuta y fatal: 'Es pura sensualidad, la música llega hasta dentro, hasta los huesos', dice.Algo diferente a Julio César, el mito romano con el que lidia Larmore: 'Es bonito hacer de hombre. Además, él es puro poder y fuerza'. La prueba de que Larmore consigue dar un efecto masculino al papel se la dieron sus hermanas cuando la vieron sobre el escenario en la piel del militar. 'Me dijeron: 'Te pareces a nuestro hermano', cuenta Larmore.
Luca Ronconi, el gran hombre de teatro italiano, se ha convertido en su gurú. Las dos inician una pugna noble por ver quién habla mejor de él: 'Descubres cosas en los textos que no veías antes porque están entroncadas en la parte más teatral. Siempre te aporta algo nuevo que atrae y convence', empieza Bayo. 'Con él tienes la oportunidad de que la ópera parezca teatro. Consigue que el público esté atento sin distraerse en un espectáculo de cuatro horas, porque sabe hacer que se metan en las palabras', sigue Larmore, que avisa: 'Y lo digo como lo siento porque cuanto más tiempo llevo en el mundo de la ópera, peor se me da mentir', dice.
Las dos aprovechan su encuentro con la prensa para hablar de sus discos nuevos y sus futuros proyectos: 'Yo saco ahora un disco titulado Canciones españolas', cuenta Bayo, que ya estrena su tercer papel en el Real después de Manon, de Massenet, y Pelléas y Mélisande, de Debu-ssy. La soprano navarra afirma que está más a gusto que nunca en el Real: 'No niego que al principio hubo desencuentros con la anterior dirección, pero ahora estoy como en mi casa', asegura.
Larmore añade nuevos papeles a su currículo. 'He estrenado La favorita y Ana Bolena esta temporada, y en el futuro me gustaría hacer Sansón y Dalila y la princesa de Éboli de Don Carlo', afirma la cantante. Tampoco mucho más. 'Sigo el consejo que un día me dio Joan Sutherland: 'Mantente en la cuerda ligera el mayor tiempo posible si quieres hacer una carrera larga', me aconsejó. Y les aviso, van a tenerme todavía un rato en el escenario'.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.