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Pujol achaca a las 'argucias' de PP y PSOE no haber podido reformar el Estatuto en 23 años

PSC, ICV y PP acusan al presidente catalán de 'frivolizar' los temas de autogobierno

Jordi Pujol pudo comprobar ayer en el Parlament que al menos tres grupos de la Cámara desconfían de sus promesas de impulsar una reforma del Estatuto. El Partit dels Socialistes, Iniciativa per Catalunya y el Partido Popular acusaron a Pujol de 'frivolizar' los temas de autogobierno y actuar simplemente con fines partidistas. Pasqual Maragall reclamó al presidente catalán credibilidad y coherencia, y le conminó a no esperar a la próxima legislatura para iniciar los trabajos parlamentarios de reforma del Estatuto. Jordi Pujol reconoció la imposibilidad de cumplir este objetivo, al cual se comprometió ya en 1980, pero la atribuyó a las 'argucias' de los gobiernos de PP y PSOE.

Socialistas, Iniciativa y PP interrogaron ayer a Pujol, en la sesión de control al Ejecutivo, por su apoyo a la propuesta del conseller en cap, Artur Mas, de iniciar la redacción de un nuevo Estatuto durante la próxima legislatura y, al tiempo, reclamar la disolución de la comisión parlamentaria para el incremento del autogobierno.

Los dos grupos de la izquierda recriminaron al presidente sus continuos cambios de opinión en este tema durante sus 23 años al frente de la Generalitat y le acusaron de haber sacrificado la reforma del Estatuto con el único objetivo de mantenerse en el poder. 'Díganos si es cierto que para mantenerse en el Gobierno ha renunciado a aprobar el Estatuto que usted quiere', le preguntó Maragall.

El PP, por su parte, pidió a Pujol que abandone su política de reivindicación nacionalista y sus actitudes 'contradictorias', lo que, a juicio del popular Alberto Fernández Díaz, le hace perder 'credibilidad'.

Rafael Ribó, de ICV, recordó a Jordi Pujol que ya en 1980, en su primera legislatura como presidente de la Generalitat, se comprometió a modificar el Estatuto, al igual que en 1987 y 1999. 'Basta de jugar con la esencia de cualquier reivindicación de este país que es el autogobierno (...). A esto se le llama frivolidad o partidismo', le espetó Ribó.

Maragall fue quien más crítico se mostró con Pujol. Ambos políticos mantuvieron un duro enfrentamiento dialéctico en medio de sonoras demostraciones de apoyo o rechazo de sus respectivos grupos parlamentarios. El líder de los socialistas catalanes volvió a reclamar la dimisión de Jordi Pujol por haber renunciado a reformar el Estatuto durante esta legislatura, lo que, dijo, 'ha llevado a Cataluña hacia unos proyectos de futuro perfectamente inútiles' porque, en su opinión, CiU se olvidará de ello tras las eleciones autonómicas. 'Qui dies passsa anys empeny: ésta es la divisa de este mandato inútil', exclamó Maragall.

PP y PSOE, calcados

'¿Yo irme?', le respondió Pujol con sorna, 'si en el último debate [de política general] ustedes [PSC] perdieron todas las mociones y nosotros [CiU] las ganamos todas'. El presidente catalán admitió que CiU ha sido incapaz de reformar el Estatuto durante estos 23 años, pero lo achacó a las 'argucias' de los gobiernos del PP y el PSOE 'para reducir el ámbito competencial' de la Generalitat.

Para Pujol, en la actualidad populares y socialistas mantienen esta misma actitud, y en este sentido calificó de 'calcada' la opinión de José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero respecto a la reforma del Estatuto. '¿Por qué no podemos sacar adelante la reforma? Mire, porque el PP no quiere; el PP tiene mayoría absoluta. Y hay otro que no quiere: Zapatero', explicó el presidente catalán.

Alberto Fernández Díaz reprochó a Pujol sus 'actitudes erráticas y contradictorias' sobre el futuro del actual marco estatutario y recordó que 'han pasado de la relectura a reivindicar traspasos y a redactar un nuevo Estatuto' lo que, dijo, hace que CiU 'pierda credibilidad'.

En respuesta a Esquerra Republicana de Catalunya, Pujol admitió errores de planificación de infraestructuras en comarcas como el Baix Llobregat, evidenciadas durante las pasadas inundaciones de octubre, pero apuntó que, 'pese a alguna corrección necesaria', los efectos de los temporales fueron similares en zonas geográficas equivalentes del resto de Europa. Pujol también calificó de 'precipitada y electoralista' la pretensión del Gobierno central de suprimir el IAE.

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