_
_
_
_
_
Crítica:DORMIR
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El acierto de revivir una antigua masía

MASFERRER, relax, buen gusto y grandes desayunos en la sierra del Montseny

El fragor de la rodadura asfáltica se percibe, según la dirección del viento, a espasmos. Y qué, si el hotel duerme en el limbo vegetal de la sierra del Montseny, un parque natural a 55 kilómetros de Barcelona que exalta el espíritu de los senderistas bajo su espesura de hayas, robles y abetos. Originaria del siglo XIV, con elementos muy notables de los siglos XVII y XVIII, la masía que lo alberga se va intuyendo a lo lejos por el color albero y naranja de su fachada, rematada con sillares de piedra esquineras y toda rodeada de césped, al cabo de un camino pedregoso que arranca en la carretera comarcal de Sant Celoni hasta Hostalric, en el umbral ribamontano de la tranquilidad.

MASFERRER

Categoría oficial: 4 estrellas. Dirección: carretera C-35, desvío a Gualba. Gualba (Barcelona). Teléfono: 938 48 77 05. Central de reservas: 902 10 38 92 (Rusticae). Internet: www.hotelmasferrer.com. Instalaciones: jardín, piscina, sauna, restaurante. Habitaciones: una individual, ocho dobles y dos 'suites'; todas con baño, calefacción, aire acondicionado, teléfono, minibar, TV vía satélite. Servicios: no hay facilidades para discapacitados, no admite perros. Precios: todo el año, 100 euros + 7% IVA; desayuno, 8 euros + 7% IVA. Tarjetas de crédito: Diners Club, Master Card, Visa, 6000. Cierra: todo febrero. Arquitectura ... 7 Decoración ... 7 Estado de conservación ... 9 Confortabilidad habitaciones ... 7 Aseos ... 7 Ambiente ... 9 Desayuno ... 8 Atención ... 9 Tranquilidad ... 7 Instalaciones ... 6

Manel y Montse Guinovart, antiguos profesionales de las artes gráficas, alumbraron el proyecto con una visible inexperiencia hostelera suplida gracias al sentido común y a su particular seny barcelonés. La restauración había de ser sincera, respetuosa con los materiales y las formas tradicionales, sin que el conjunto arquitectónico perdiera un ápice de su identidad. Mampuestos allá donde hubo sillares, ladrillo para tapar huecos cuando faltó el dinero para seguir trayendo piedras, acero y cristal como signos de inequívoca modernidad. El resultado convence incluso a aquellos establecimientos de turismo rural empeñados en esos decorados de cartón-piedra que se tienen por modelos de rusticidad.

Dinteles medievales

Salones por donde se filtra la luz vespertina y juega a tula con las sombras de la piedra. Ventanucos de sillería, dinteles medievales y lámparas de diseño Ikea, igual que los sillones y las tumbonas del porche. El salón de estar, en la planta segunda, dispone de tres arcos acristalados que irradian luz sobre la biblioteca. Abajo, un comedor acristalado y una terraza con muebles de mimbre y bambú invitan a la melancolía o al ensimismamiento nocturno, bajo un introito amortiguado de música religiosa. Anexa a la construcción se difumina una capilla con un pórtico romano muy bien conservado. La cocina basa sus intenciones en una carta reducida de incontestable gusto, marcado equilibrio y precio excepcional. Aún en mejor tono, los desayunos de Manel Guinovart pueden servir de guía a cualquier émulo del vecino Racó de Can Fabes, el restaurante que ha elevado a los cielos a Santi Santamaría, en Sant Celoni.

Los dormitorios no escatiman espacio de estar ni iluminación para fantasear. Destilan un ambiente rústico, sereno, exento de lujo. Lo cual, en su natural modestia, puede parecer algo somero desde la óptica decorativa. Las paredes se muestran sobrias, apenas tintadas con velos rosados o azulinos. Casi tan japonesas como los cuartos de baño, un punto minimalista junto a detalles más rebuscados, incluso en la precariedad del kit cosmético o en la inexistencia de baldas para dejar el neceser. Eso sí, con bañeras de hidromasaje y grifería firmadas por el artista Philippe Starck.

Boletín

Las mejores recomendaciones para viajar, cada semana en tu bandeja de entrada
RECÍBELAS

ALREDEDORES

UNA RUTA A PIE recomendable es la que cruza la carretera, desde Gualba de Baix, por un paso subterráneo que lleva al campo de golf. Una vez allí sigue un camino hacia la Farga de l'Aramis y el espectacular Salt de Gualba, desde donde se toma la vuelta a Riells, que merece una parada para almorzar en el hostal Bell-lloc. En coche, a 20 kilómetros, se alinean las playas de Arenys, Canet y Sant Pol de Mar, Calella o Pineda.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_