Minoría absoluta en la ciudad de Washington
WASHINGTON, D.C., AÑO 2054. Un servicio especial de polícia, el experimental y elitista departamento precrimen, ha conseguido reducir la preocupante ola de asesinatos que azota la capital de Estados Unidos. Tres pre-cogs, seres dotados de extraordinarias facultades mentales, son utilizados para predecir crímenes futuros, actos que por su especial violencia dejan una clara impronta en la fábrica de la realidad. Huellas que no pasan de largo a sus especiales poderes mentales, y que permiten al departamento precrimen evitar que sucedan.
Cuando el éxito y la gloria parecen jalonar el experimento, y las probabilidades de extenderlo a todo el país aumentan inexorablemente, una serie de extraños sucesos empieza a sembrar dudas sobre el grado de precisión de las visiones pre-cog. Nueva adaptación cinematográfica de una obra del encumbrado escritor Philip K. Dick, Minority report, o si lo prefieren, el informe de la minoría (dicho sea de paso, una minoría de uno, como afirmarán aquellos que hayan visto ya el filme de Steven Spielberg). Rezumando el característico halo dickiano, Minority report plasma una sociedad futura, gris, abocada al desastre. Un mundo de contrastes, con vecindarios sumidos en la más absoluta pobreza y dejadez -los bajos fondos donde el protagonista, el detective jefe de precrimen, John Anderton (Tom Cruise), es sometido a una repugnante operación de trasplante ocular para escapar de los muy exhaustivos controles retinales-, y curiosas autopistas rebosantes de estilizados automóviles que permiten a los integrantes de la clase poderosa, aparcar literalmente sus vehículos en casa.
Uno de los aspectos más destacados de la película es la existencia de los tres pre-cogs, pieza clave en el entramado del departamento precrimen. Gracias a su especial habilidad de sintonizar crímenes futuros, Washington ha reducido su tasa de asesinatos en un 95% (aunque en otra secuencia de la película se afirma que el crimen ha sido completamente erradicado de las calles de la capital. ¿En qué quedamos?).
La ciega confianza que se otorga a las visiones pre-cog abre inquietantes dudas en una época actual tan cuestionada por la patente reducción de libertades personales. En la película, los detenidos tras aparecer en una de las visiones pre-cog, son encerrados inmediatamente en una especie de cápsula de hibernación y encarcelados sin juicio alguno. Caso cerrado, y aquí no ha pasado nada. Dado que las visiones tienen un alcance limitado al centenar de kilómetros del territorio de la capital, uno bien podría planear un asesinato sin ser detectado por los excepcionales poderes pre-cog: suponga usted, por ejemplo, que un individuo decide asesinar a un ciudadano de Washington. Para ello, se desplaza pongamos a Chicago, lejos del alcance de los pre-cog, donde contrata a un asesino a sueldo sin desvelar su identidad. El asesino viaja a Washington a perpetrar el crimen, circunstancia que es recogida por una visión pre-cog e impedida en el último momento por la policía precrimen. En el acto, el sospechoso es encarcelado sin juicio ni interrogatorio, basado todo exclusivamente en la visión pre-cog, pero el responsable máximo quedaría impune... El filme insiste repetidamente que los poderes pre-cog se limitan a los asesinatos, dado que son los únicos actos cuya huella pueden detectar. Sin embargo, cuando Anderton se fuga del departamento precrimen con la pre-cog Agatha, ésta le avanza, segundo a segundo, todo lo que va a pasar... ¿No es eso predecir el futuro?
Sorprende también que aunque los asesinatos visualizados por los pre-cog pueden evitarse por la intervención inmediata de la policía precrimen, esta misma policía deja escapar a Anderton y Agatha, dado que en una visión futura 'se los ve a ambos juntos, lo que significa que no los hemos atrapado'. ¿No puede acaso la policía precrimen alterar el futuro? Uno se pregunta también cómo pretenden extender el experimento pre-cog a escala nacional: ¿no se limitaba el alcance de sus visiones a Washington DC? ¿No son acaso los pre-cog fruto de un casual y costoso experimento del que sólo sobrevivieron tres seres? Lástima no disponer de tales excepcionales individuos para combatir al asesino fantasma que, estos mismos días, está sembrando el pánico precisamente en Washington, DC.
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