Sobre el Madrid

Si hay un equipo ruidoso en estos primeros compases de la temporada es sin duda el Real Madrid. En lo bueno y en lo malo, victoria o derrota, dentro de la cancha y en los despachos, cada actuación o, simplemente, una declaración de intenciones provoca debate y opiniones encontradas. Cierto que el Madrid y el Barcelona deben convivir con los altavoces mediáticos que les rodean, pero hay que reconocerles a los blancos su contribución para (aunque sea involuntariamente) animar un cotarro que necesita elementos de discusión, sobre todo en los inicios de la temporada.

Si algo puede definir al Real Madrid actual es la duda. Duda conceptualmente sobre si su reino es de este continente y muestra públicamente un camino con final en la NBA que ha provocado más opiniones descalificadoras que análisis coherentes, algunas rozando la impertinencia caricaturesca, muy al hilo de cierto periodismo que se ha puesto de moda últimamente. Difícil de entender, pues la reflexión hecha en voz alta no es ni mucho menos descabellada, sino una opción de futuro coherente con el signo de estos tiempos globalizadores, la creciente internacionalización de la poderosa Liga norteamericana y la dificultad de rentabilizar económicamente un mercado de limitado potencial. También hace años parecían intocables las Copas de Europa y ahora hay Ligas europeas.

Duda también sobre su construcción y sus objetivos. No estaría mal una de Zidanes y Pavones, salvo que no hay dinero para Zidanes y lo de Pavones es un expediente X. La esterilidad de la cantera madridista es desesperante y pone en duda hasta la descalificación el método de enseñanza utilizado para formar jugadores, si es que existe tal método. Mientras tanto, a dos calles de allí, el Estudiantes no para de sacar jugadores, luego haberlos en Madrid los hay. Ante esta tesitura, se opta esta temporada por completar un colectivo de jugadores formados, sin deslumbrantes brillos y con una fecha de caducidad relativamente cercana. Vamos, que se elige el presente aunque se habla de futuro.

Duda tambien en la cancha, donde vive un sube-baja de montaña rusa en el parque de atracciones. Capaces de actuaciones desesperantes, seguidas de extraordinarias reacciones, como la vivida en Vitoria, lo que hace trasladar sus vacilaciones a los aficionados, que andan algo desconcertados. No es de extrañar, pues casi nadie (Imbroda incluido, según comentó el sábado) conoce a día de hoy el potencial, las posibilidades y el papel que va a representar esta temporada, más difícil de augurar si tenemos en cuenta que en el dique seco permanecen dos de las apuestas más interesantes del técnico madridista: Alfonso Reyes y Mumbrú.

Está visto que la única cosa que no ofrece duda es que tenemos dudas para rato.