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Reportaje:X SIMPOSIO INTERNACIONAL DE FILÓSOFAS | MUJERES

Mujeres sabias

Los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos y sus repercusiones han coincidido con la recuperación en Alemania del pensamiento del teórico Carl Schmitt, un jurista que colaboró con el nazismo y que desarrolló un concepto de masculinidad conocido como el partisano, definido como un poderoso sujeto que se organiza de tal forma que puede enfrentarse al Estado y vencer. Teresa Orozco (Guadalajara, México, 1959), especialista en filosofía política de la Universidad J. W. Goethe de Francfort, ha analizado por qué este concepto de masculinidad de Schmitt se ha recuperado tras el 11-S, y ha expuesto sus reflexiones en el X Simposio Internacional de Mujeres Filósofas, que reunió en Barcelona, a principios de mes, a 158 mujeres sabias llegadas de varias partes del mundo. 'Ahora se habla del partisano global, una figura que se asocia con la red terrorista que atentó contra las Torres Gemelas de Nueva York: un enemigo difuso que utiliza una forma de lucha que le permite desafiar a la técnica y a las estrategias militares tradicionales', afirma Orozco, que cursó sus estudios de filosofía en las universidades de Guadalajara y Lovaina y en la Universidad Libre de Berlín.

La multitud de conferencias y comunicaciones que se expusieron durante la cumbre de filósofas de Barcelona demostró que el feminismo no es homogéneo
Teresa Orozco, especialista en filosofía política, ha analizado por qué el concepto de masculinidad de Schmitt (conocido como el partisano) se ha recuperado tras el 11-S

Orozco sostiene que la recuperación de este concepto de partisano global obedece a la necesidad de fortalecer un concepto de masculinidad occidental que tenga la fuerza suficiente para hacer frente a este enemigo que ha surgido con los atentados del 11-S. 'La respuesta que articula el Gobierno de George Bush a través del Enduring Freedom [Paz Duradera] consiste en una opción militarista clara, aunque va incluso más allá del militarismo, porque se trata de defender a un sujeto que, para enfrentarse a este enemigo definido como un monstruo que puede destruir el mundo entero, no puede tener límites frente a su propia violencia y tiene legitimidad incluso para violar los derechos humanos'. 'Se trata', agrega, 'de un discurso que Estados Unidos articula como el suyo, aunque intenta buscar alianzas para imponerlo en Occidente como modelo'.

La politóloga de la Universidad Goethe de Francfort cree que se está planteando la lucha contra el terrorismo como una empresa existencial de Occidente, y señala que, en este marco, se pretende mostrar como débiles aquellas sociedades que centran sus esfuerzos en afrontar los problemas que está ocasionando la desestructuración del mercado laboral y el desmoronamiento de las posibilidades de bienestar y de libertad de los ciudadanos logradas hasta hoy. 'Una sociedad viril, en cambio, es la que está dispuesta a sacrificar cualquier discusión sobre la crisis social interna a favor de la unificación por la guerra'.

Las mismas exigencias

Durante el X Simposio de Mujeres Filósofas, varias participantes sostuvieron que los discursos de las mujeres son distintos a los de los hombres, más bélicos y menos dialogantes. Orozco discrepa de esta afirmación. En su opinión, la participación femenina en el poder o su integración en el mercado laboral no significa un freno a los males del neoliberalismo o de la globalización. 'Las mujeres están siendo integradas en el ejército, la emancipación femenina ha integrado a la mujer en todo esto'. 'El sexo femenino', continúa, 'no es mejor por sí mismo, y ser mujer no es garantía de paz. Yo no puedo presuponer que una parlamentaria, por el hecho de ser mujer, tenga como proyecto mejorar el mundo, porque esto no lo exijo a un hombre. Presuponerlo en las mujeres es estigmatizarlas, es colgarles la medalla de misioneras, de salvadoras'.

¿Ha tenido la emancipación de la mujer un efecto perverso, al integrarla en el engranaje del neoliberalismo y en sus consecuencias negativas? La especialista en filosofía política responde que, más que de perversión, prefiere hablar del límite de la inclusión en el sistema. La emancipación, explica, ha permitido introducir a la mujer en el mercado laboral y en la esfera política, pero este proceso se está estancando a causa en parte de los límites del sistema: las mujeres cobran menos que los hombres y tienen menos posibilidades de encontrar trabajo. 'Las tareas reproductivas requieren de tiempo, pero este tiempo no está previsto en esta forma de economía. En Alemania, por ejemplo, el nuevo Parlamento surgido de las recientes elecciones tiene mayor participación femenina, pero al mismo tiempo se está produciendo un proceso de mayor exclusión de la mujer en el mundo laboral. Y a la vez existe un desprestigio de la política: las mujeres han entrado en la política para colaborar en salvar un barco que se está hundiendo'.

Una rareza

Pese a que Orozco no cree que las filósofas tengan una voz distinta a la de los hombres, la celebración de un fórum de pensadoras como el que se ha celebrado en Barcelona le parece necesario. 'Somos una rareza en el sentido de que la filosofía ha sido tradicionalmente una tarea masculina, y encuentros como éste ayudan a hacer audibles nuestras voces y a crearnos un espacio dentro de la filosofía', señala, no sin dejar de hacer un ejercicio de autocrítica: 'Hemos asistido a un proceso de excesiva academización de la producción feminista. Las mujeres que nos movemos en el ámbito académico hemos investigado y trabajado en áreas hasta ahora reservadas a los hombres; pero se ha producido un abismo entre nosotras y las mujeres que no tienen acceso a este mundo intelectual, las que trabajan desde un ámbito más popular, desde las ONG o en las sociedades subdesarrolladas', lamenta. Ahora la pregunta que se plantea Orozco es cómo crear puentes entre estos dos extremos y corregir el error que se cometió al considerar a las mujeres académicas como portavoces de grupos de activistas no intelectuales.

La multitud de conferencias y comunicaciones que se expusieron durante la cumbre de filósofas demostró que el feminismo no es homogéneo. Orozco explica que a partir de los años ochenta se despidió el modelo de solidaridad elemental que predominaba en las luchas que en la década de los sesenta habían sido pioneras. Aquella especie de acuerdo común de las feministas se rompió, según la filósofa, 'por las intervenciones del feminismo negro de Estados Unidos, del de las inmigrantes en Europa y de los problemas propios de las mujeres en el Tercer Mundo'.

Pensadoras silenciadas

LA ESCRITORA ANA MARÍA MOIX reivindicaba, en vigilias de la celebración en Barcelona del X Simposio Internacional de Mujeres Filósofas, la necesidad de 'recuperar la figura de la mujer intelectual, que en nuestro país se ha perdido desde la Segunda República'. Moix, miembro del comité de honor de este simposio, que reunió la semana pasada a 158 mujeres sabias de varios países del mundo, explicaba que en la actualidad sólo se pide la intervención de las mujeres sobre el ámbito que representan, pero en pocas ocasiones como generadoras de opinión crítica o reflexiva, un terreno tradicionalmente reservado a los hombres, como también lo es la propia filosofía, en la que las voces de las pensadoras han sido a menudo injustamente silenciadas. Hacer audibles sus discursos era el objetivo del encuentro. 'En un tiempo acongojado por nuevos acontecimientos y muy huérfano de discursos críticos y reflexivos, las reflexiones

y el pensamiento de estas mujeres nos son muy necesarios para entender nuestro tiempo'.

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