El chico que cautivó a Del Bosque

Cuando llegó al Deportivo, a finales de julio, Juanmi (Cartagena, 1971) tenía muy claro cuál sería su papel. 'Molina había hecho dos temporadas fenomenales y contaba con la confianza de todos', admite; 'yo sabía que venía a aprovechar las oportunidades'. Lo que no podía haber previsto es que la oportunidad le llegaría en circunstancias tan dolorosas, después de que Molina haya tenido que retirarse temporalmente para tratarse de un tumor testicular. El drama de Molina supone la ocasión de abandonar el ostracismo para este portero formado en la cantera del Madrid y que salió de mala manera del Zaragoza.

El pequeño mundo de los guardametas tiene estas cosas extrañas. En la portería sólo hay sitio para uno y el éxito propio se construye sobre el fracaso ajeno. Pero los competidores están obligados a una convivencia mucho más cercana que la de otros futbolistas, lo que suele crear entre ellos una camaradería especial. Juanmi, por ejemplo, tan sólo lleva tres meses en A Coruña y una de las personas con las que había estrechado más lazos era Molina: 'Los porteros nos entrenamos aparte y pasamos juntos casi todo el tiempo. Cuando tienes más roce personal, también te duele más lo que le pase al compañero. Y Moli es una persona que se hace querer'. En realidad, Molina ha sido casi un modelo para él: 'Yo aprendí mucho de porteros con los que he estado, como Jaro en el Madrid o Cedrún en el Zaragoza. Pero también me he fijado mucho en gente como Molina. A mí no me gusta exhibirme. Prefiero la sobriedad. Y Molina siempre lo ha hecho todo muy sencillo'.

'No me gusta exhibirme. Prefiero la sobriedad. Y Molina siempre lo hace todo muy sencillo'

La vida de Juanmi dio un vuelco el día que se cruzó con Vicente del Bosque. Tenía 16 años cuando debutó en la Segunda División con el Cartagena en un partido contra el Castilla, el filial madridista, que entonces dirigía el ahora primer técnico del club blanco. Aquel día de 1987 exhibió sus nervios templados y completó un partido excelente. Del Bosque pidió que le ficharan. Juanmi regresaría al campo del Cartagena 12 años después con el aura del triunfador: allí debutó con la selección española en un amistoso contra la polaca.

Pero para alcanzar ese reconocimiento tuvo que abandonar el Madrid. Estuvo cinco años en él, pero nunca llegó a jugar con el primer equipo, a cuya plantilla perteneció la última temporada. 'Entonces era mucho más difícil que ahora para un chico joven abrirse paso en el Madrid. Tenía por delante a Buyo y Jaro y me pasé un año en blanco. Eso me dio tiempo para pensar mucho y darme cuenta de que no tenía nada que hacer'. Cuando le llamó el Zaragoza no lo dudó. En La Romareda triunfó al instante. En su primera temporada ganó la Copa del Rey y a la siguiente conquistó la Recopa. Era aquel equipo festivo e incontenible que dirigía Víctor Fernández, del que Juanmi no olvidará nunca partidos como un histórico 6-3 al Barcelona de Johan Cruyff. Nueve años de felicidad que acabaron de mala manera. A Juanmi le ofendió la oferta de renovación que le hizo el club al principio de la pasada campaña y la represalia a su rechazo fue un curso completo en el banquillo. 'Me dolió muchísimo el modo en que me trataron', afirma.

Lo peor fue para el Zaragoza, que bajó a Segunda, porque a Juanmi le llamó el Deportivo, un especialista en aprovechar las liquidaciones de los clubes descendidos, de las que ha obtenido diamantes como el propio Molina, Valerón o Makaay. Aunque podía haber elegido otro destino con un puesto garantizado, Juanmi prefirió el riesgo. 'Me apetecía jugar de una vez en un conjunto grande', explica; 'sabía lo que me esperaba, pero soy muy ambicioso y me gustan los retos'. Su desafío es ahora que el equipo, 'aunque falte Molina, se sienta seguro'.