Homenaje a Maragall en el 16º aniversario de la designación olímpica de Barcelona

El himno olímpico se oyó de nuevo en Barcelona en la noche del jueves. Fue en los jardines de Torre Melina, en un homenaje a Pasqual Maragall con motivo del decimosexto aniversario de la designación de Barcelona como ciudad olímpica. Alrededor de 300 personas prepararon una fiesta sorpresa a Maragall. Sus principales colaboradores, tanto en el Ayuntamiento como en el Comité Organizador Olímpico de Barcelona, estuvieron presentes en el acto.

También asistieron los principales responsables del deporte de aquella época, como Javier Gómez Navarro, ex secretario de Estado para el Deporte; Josep Lluís Vilaseca, ex secretario general del Deporte de la Generalitat, y Francesc Martí Jusmet, entonces delegado del Gobierno. Cuando concluía la velada, después de la cena, hizo acto de presencia Juan Antonio Samaranch. Joan Clos, Ernest Maragall y otros regidores olímpicos -como Joaquim de Nadal y Ferran Mascarell- también asistieron. No lo hizo el entonces responsable de Deportes del Ayuntamiento, Enric Truñó, que estaba de viaje.

Maragall no tenía ni idea de lo que le habían preparado. Iba, en principio, a cenar con Narcís Serra. Cuando caminaba por los jardines de Torre Melina, en el hotel Juan Carlos I, empezó a oír la voz -inconfundible- de Constantino Romero, que había grabado un mensaje. Serra hizo de anfitrión y en un breve discurso felicitó a Maragall por haber sabido transmitir a la ciudadanía la ilusión por los Juegos Olímpicos y añadió que espera que el ex alcalde consiga su meta política en las elecciones autonómicas. Maragall, que fue obsequiado con un dibujo de Perico Pastor, no quiso referirse a la contienda política y se ciñó a recordar la apuesta por los Juegos. Fue una aventura compartida por muchos que no debe enturbiarse con partidismos, vino a decir.

Si a la entrada de Samaranch sonó el himno olímpico, el homenaje se cerró, cómo no, con Amigos para siempre.