'Si apuestas por los marginados lo último que les pides son los papeles'
Pese a que Emili Marin está 'aterrizando' en su nuevo cargo como director diocesano del programa de atención social y pastoral al inmigrante del arzobispado de Valencia, este sacerdote está convencido de que la inmigración 'dejará una huella más profunda en la historia de la humanidad que las revoluciones francesa o industrial'.
Pregunta. ¿En qué consiste su cargo?
Respuesta. El arzobispado ha querido hacer frente de forma unitaria a la inmigración, a la que ahora se responde de forma dispersa entre Cáritas, las parroquias y las asociaciones vinculadas a la Iglesia. Se pretende aglutinar todo este trabajo y ofrecer comportamientos, actitudes y respuestas mas cordinadas.
P. ¿Ha tardado demasiado la Iglesia en crearlo?
'Informar a la policía de las inmigrantes 'sin papeles' en acogida me parece horrible'
R. Puede. Como suele pasar en mi empresa, cuando se amontona la faena es cuando toma conciencia de que hay que poner remedio al problema. En todo caso, la sensibilidad de muchos miembros de la institución ha sido muy avanzada en el tema de la inmigración.
P. ¿Que perspectiva nueva puede ofrecer la Iglesia?
R. Yo tengo que tener en cuenta en mi acción dos ejes: los derechos humanos y, naturalmente, la ley del Evangelio. Ambos superan el techo de la Ley de Extranjería. ¿Esto puede crear conflictos? Pues allá ellos. Frente a las instituciones civiles que han de tener presente el techo normativo, yo tengo la gran ventaja de que la Ley de Extranjería es, para mí, una ley más. Tengo que ir más allá, si no, sería un policía más de la Delegación del Gobierno. Me importan más los derechos humanos, que están muy por encima.
P. ¿En que se traduce este planteamiento?
R. Yo no tengo por qué pedir papeles a los inmigrantes, sino ayudarlos en todas sus necesidades. Esto me puede llevar a la fuerza, no porque tenga yo vocación, a caminar fuera del ámbito legal y lo tendré que aceptar como una contingencia más de un papel que uno ha asumido. Si se está apostando por los marginados, lo último que les pides son los papeles que llevan encima. Y además, tengo la obligación de protestar contra toda normativa que ignora o no contempla a los derechos humanos.
P. ¿Como es el caso de la ley de extranjería?
R.Como puede ser el caso. Quita el puede ser. Como es el caso.
P. ¿Ha comentado estos planteamientos con el arzobispo?
P. No, no es fácil despachar cada circunstancia, aunque esto más que una circiunstancia, es una categoría. Pero quiero pensar y no tengo ningún elemento para opinar lo contrario, que lo entendería. Otras cuestiones relacionadas con mi trayectoria en el nacionalismo a lo mejor no las entiende tanto. Para hacer lo que dice la ley ya están las instituciones.
P. ¿Por qué cree que el arzobispo ha pensado en usted?
R. En una carta que escribí a algunos sacerdotes informandoles de mi nombramiento les dije que no sabía las razones. Las puedo suponer pero no las sé. El cargo tiene una incidencia en la sociedad secular bastante significativa, y yo he estado siempre relacionado con ella. Y a lo mejor también, por qué no decirlo, tenía dificultades en ubicarme en un lugar, digamos, más religioso. Pero estos son supuestos míos.
P. ¿Qué opina de la postura de la directora general de la Mujer, Clara Abellán, al comunicar a la Policía los casos de inmigrantes indocumentadas que alojaba en casas de acogida?
R. Me parece horrible. Es usar una información que tu tienes para un fin concreto; para otro fin, que no sólo es distinto, sino contrario a la propia situación de la mujer. Gravísimo.
P. Abellán dijo que se sentía forzada por la ley.
R. No aceptaría ninguna situación que me obligara a hacer lo que no debo, porque atentaría contra los derechos humanos, que es el cauce donde quiero situar mi acción. Cuestión distinta es que deseo colaborar con la Administración y participar en todos los foros relacionados con la inmigración.
P. ¿Cuáles son sus prioridades en el cargo?
R. Dar algo que no podemos dar, que son los papeles, el medio más importante para normalizar la situación global de la persona. Las prioridades son hacerse cargo del problema humano que representa todo esto, sin excluir que entre las herramientas de inclusión está la religiosidad. Además tenemos programas de ayuda como el que desarrolla Cáritas de atención a prostitutas nigerianas, casas de acogida y a medio plazo pretendemos organizar un congreso para debatir sobre inmigración.
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