La pelota en el alero
El sindicato de pelotaris anuncia una reunión con el Gobierno para mediar en su conflicto con las empresas
'Parece que siempre tiene que haber un conflicto en el mundo de la pelota', se queja Patxi Mutiloa, gerente de la empresa Aspe, impulsora junto con Asegarce de la recién nacida Liga de Empresas. La enésima polémica que sacude ahora la pelota vasca se juzga desde la lógica de una disciplina que se pretende profesional sin acabar de serlo y que lleva varios años corriendo para salvar una desventaja estructural que la coloca a años luz de futbolistas, jugadores de baloncesto o ciclistas.
Pelotaris y empresas negocian estos días, sin ponerse de acuerdo, su primer convenio laboral, discusión ahora mismo suspendida y amenazada por la posibilidad de una huelga de pelotaris. 'No sería la mejor solución, y es deseable que no se dé el caso', confía Titín III. 'Al final, no dudo de que habrá un acuerdo porque se impondrá la cordura, pero al tratarse del primer convenio, las dos partes debemos aclarar los conceptos', retoma Mutiloa. 'Ahora mismo veo muy complicado un acuerdo, dada la postura inmovilista de las empresas', observa Alberto Larrondo, asesor y portavoz del sindicato de pelotaris Eskutik, partidario de una mediación institucional en el conflicto.Mientras, las negociaciones siguen estancadas y Eskutik anuncia una reunión inminente con la Consejería de Trabajo, a la que acudirían numerosos sindicatos deportivos del ámbito nacional.
La negociación se ha enquistado en los cuatro puntos que las empresas Aspe y Asegarce se niegan a discutir con los pelotaris y que éstos consideran irrenunciables. Sin embargo, ahora mismo, el sindicato pelotazale se aferra a dos puntos concretos: la elaboración de un ránking deportivo, similar al de la ATP (tenis) o al de la PGA (golf), a respetar por los calendarios de la Liga de Empresas, y la posibilidad de financiarse con la taquilla obtenida en un festival. '¿Dónde se ha visto que una empresa financie un sindicato?', objeta Mutiloa. 'Sólo pedimos un día libre para organizar un festival en el que los jugadores jugarían sin cobrar', responde Larrondo.
'Me sorprende la atención la falta de memoria histórica de este mundillo. Cuando Aspe y Asegarce estaban en guerra, todos, pelotaris, aficionados y medios clamaban para que nos uniésemos. Los propios pelotaris se aprovecharon de esa situación para garantizarse contratos millonarios', replica Mutiloa. Pero no todos cobran medio millón de pesetas por partido, como Titín, que llega a jugar 100 veces en 12 meses. Algunos no alcanzan el salario mínimo, y a éstos las empresas les aseguran que la cosa va a cambiar y que cobrarán su mínimo.Pero la pelota no es como el fútbol, ni sus gestores quieren que se le parezca. 'La Liga de Empresas ha cambiado la relación del pelotari con la empresa, lo ha regulado. No debemos tender hacia el modelo del fútbol, que vive horas bajas, y no vamos a poner en entredicho la viabilidad de las empresas', continúa.
Eskutik considera que el 'alarmismo' del discurso empresarial busca 'asegurarse toda la capacidad negociadora'. Sin embargo, el gerente de Aspe se muestra dispuesto a negociar los famosos cuatro puntos intocables 'pero no en el marco del convenio laboral'. 'Si Mutiloa habla en nombre de las empresas, podría ser una solución, aunque desconozco a qué otro marco se refiere. De momento, no nos han hecho llegar ésta posibilidad', concluye, pesimista, Larrondo.
'Un deporte pequeño'
'No ganamos cientos de millones; que los pelotaris acudan al Registro Mercantil y comprueben el montante de nuestra actividad. Es la de un deporte pequeño', se queja Mutiloa, que asegura que ETB pone sobre la mesa 100 millones de pesetas y que los ingresos por taquilla son modestos. 'El Ogueta, que es el frontón de mayor aforo [2.000 personas], sólo se llena dos o tres veces al año, y la asistencia media al Astelena es de 335 personas', puntualiza Mutiloa. 'El dinero no es el problema en ésta negociación. Las cuentas en la pelota salen con facilidad', responde Larrondo. 'Lo que no podemos permitir', añade, 'es que las empresas borren a su antojo de la competición a aquellos pelotaris con los que negocian su contrato, como pasó con Barriola'. 'El sindicato no se mete en la relación contractual, que sólo compete a jugadores y empresas. Aquí sólo pedimos un salario mínimo', concluye el portavoz de Eskutik.
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