'Si la pelota se agrandase un 10%, la vistosidad volvería'
¿Cómo presentarlo? Sencillamente, como el hombre más poderoso del tenis. El rumano Ion Tiriac (Brasov, 1939) es a su circuito profesional lo que Bernnie Eclestone a la Fórmula 1. Desde que el profesionalismo se disparó en los 70, Tiriac, por sí solo, equiparó su poder e influencia a corporaciones como las americanas IMG o ProServ. Impuso la cultura del coach dirigiendo al argentino Guillermo Vilas hasta mediados de los 80. Tuvo el ojo clínico para ver el potencial de un alemán jovencito y regordete llamado Boris Becker. Y se olvidó de los pantalones cortos para pasearse trajeado allí donde hay un negocio. Por ejemplo, el de organizar torneos. Como el de Madrid, que comienza hoy.
'El problema está en las devoluciones, no en el saque. La velocidad llega a ser inmanejable'
Pregunta. Usted era el dueño del torneo de Stuttgart y ahora ha decidido trasladar ese Masters Series a Madrid. ¿Por qué?
Respuesta. Siempre me resultó una paradoja que España, un país número uno del tenis en los últimos 20 años, no tuviera un gran evento.
P. Los organizadores del trofeo Conde de Godó, de Barcelona, no van a compartir esa opinión.
R. Sí, es muy lindo, bien hecho, tradicional..., pero de otra categoría. Estamos hablando de un Masters Series, o sea, de la máxima después de los cuatro del Grand Slam. Alemania tenía dos, los de Hamburgo y Stuttgart. Pero, finalizada la época gloriosa de Becker y Steffi Graf, hoy eran demasiado. No hay tanto furor y no son tan rentables. Decidí mudar el de Stuttgart y pensé en Madrid, que aspira a ser sede de los Juegos Olímpicos de 2012. En este sentido, le doy todo mi crédito a su Ayuntamiento. Ha levantado de la nada un estadio cubierto para 10.000 espectadores en la Casa de Campo en ocho meses, algo que no vi en 20 años en Alemania. En contrapartida, tendrá por primera vez un torneo con los 50 mejores.
P. ¿Qué presupuesto implica un torneo de esta categoría?
R. Desde el momento que reparte 3 millones de dólares, se necesitan, como mínimo, de 6 a 7. Será muy difícil amortizarlo en el primer año, pero es una inversión a largo plazo. Fíjese en el de Cayo Vizcaíno, otro de los Masters Series, que se juega en Miami. Tiene un presupuesto de 12 millones de dólares, pero entre patrocinadores, derechos televisivos..., ingresa unos 20. Y es que hoy el deporte, con todo respeto al barón de Coubertin, es una industria. O se consideran todas las puntas de comercialización posibles o...
P. ¿Cómo ve el circuito profesional en general?
R. Desde el punto de vista del negocio, el tenis está viviendo los altibajos de otros deportes superprofesionales por la incertidumbre en la economía mundial. Por otro, para analizar el juego, lo primero que hay que ver es que el tenis cambió mucho en diez años.
P. ¿A qué cambios se refiere?
R. Empezó a cambiar hace 15, 20, con los materiales. Con los raquetones de fibra en vez de los tradicionales de madera, de aro chico,), más el predominio de las canchas rápidas, cambiaron por fuerza los tenistas. Cambió el biotipo.Ahí están Safin, Kuerten, Sampras, Ferrero... Todos miden entre 1,90 y 2 metros. En mí época, en los 70, yo era el más alto y mido 1,87. Ahora estamos ante un atleta alto y fuerte que juega un tenis físico antes que técnico.
P. ¿Positivo o negativo?
R. No sé si fue para bien o para mal. Sin ser melancólico, me considero un tradicionalista. Disfrutaría mucho más viendo a Santana,Nastase o McEnroe que a éstos que le pagan a la pelota como si fuera la última de su vida. La velocidad del tenis masculino actual se incrementó casi en un 50%.
P. ¿Y las mujeres?
R. Progresaron mucho. Su juego era muy lento. Ahora juegan mucho más rápido, sin alcanzar la velocidad de los hombres, claro, y eso provocó atracción. Las ayudó mucho el surgimiento de fenómenos como Graf, Seles, Sabatini..., y ahora las hermanas Williams o el regreso de Capriati.
P. ¿Considera peligrosa la distancia que están sacando las Williams a sus rivales?
R. ¿Se le puede poner arena al motor de Schumacher?
P. No, aunque Eclestone está pensando en algo de eso...
R. Es la misma cosa. Si son tan buenas, que las demás trabajen hasta superarlas. Además, le hacen muy bien al deporte figuras de ese carisma, cuya personalidad trasciende sus triunfos en la cancha.
P. En ese sentido, el tenis masculino atraviesa una sequía, ¿no?
R. Cierto. Con el inminente retiro de Agassi y Sampras, a los que les queda un año, dos..., llega una nueva generación. Los norteamericanos ya tienen dos figuras perfiladas: Roddick y Blake. Los españoles tienen mucho todavía con Ferrero, Costa, Moya y Corretja. Pero falta un alemán, un italiano... Los franceses tienen una buena base, pero... De todas maneras, hay que olvidarse de volver a ver el dominio que tuvo Sampras durante seis temporadas. Están todos muy igualados. Hoy gana Hewitt, pero mañana puede hacerlo Safin y luego Ferrero. Apenas hay un 10% de diferencia entre ellos. Todo depende del día de cada uno.
P. ¿Es partidario de introducir algún cambio en el reglamento?
R. Hace tiempo que se lo vengo diciendo a las diferentes asociaciones, pero no me hacen caso. No se trata de cambiar las reglas, sino las condiciones.
P. Explíquelo mejor.
R. Yo aumentaría el tamaño de la pelota en un 10%. Así, la velocidad del juego masculino bajaría automáticamente entre un 30% y un 40%. Aparecerían los jugadores más vistosos, los que puedan manejar la pelota y acercarse a un tenis más clásico, no tan explosivo.
P. Para contrarrestar a los sacadores, McEnroe propone reducir el cuadrado del saque.
R. Está equivocado. El juego de hoy no es una consecuencia del saque. Grandes sacadores existieron siempre. En mi época, Tanner sacaba a 175 kilómetros por hora, una velocidad que hoy superan las Williams. El problema es cuando la pelota vuelve. Aun para un fuera de serie como Sampras, si no gana la primera volea, es muy difícil que gane la segunda y ni hablar de la tercera. Ahí ya la pelota viene a una velocidad inmanejable. Por eso digo que no es una cuestión de saque, sino de velocidad de la pelota. Y esto se combate aumentando la pelota. Se reduciría la velocidad del juego. Sería más lento el saque. Serían más lentas las devoluciones. Veríamos más tenis espectáculo.
P. ¿Podría analizar a Ferrero, Moyá, Costa y Corretja?
R. No los sigo tanto como para hablar de cada uno en particular. Pero todos, por formación tenística sólida y actitud en la cancha, tienen mucho por dar todavía. Están lejos de su techo. Hay muchos superstars que una vez que pasan diez pelotas sobre la red se olvidan de quiénes son, de dónde vienen y hacia dónde van. Eso no lo veo en los españoles. Por otra parte, esta es una generación que ha roto la asociación español-canchas lentas. Han demostrado que juegan, y ganan, en cualquier superficie.
P. ¿El mejor tenista de todos los tiempos?
R. No se pueden comparar épocas, materiales y consecuencias. Pero, en un gran torneo con los mejores de la historia, la final, para mí, la jugarían Laver y Sampras.
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