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CiU ha designado 800 'alcaldables' a siete meses de las elecciones

La federación nacionalista está en el equipo de gobierno de más de 600 ayuntamientos

Los dirigentes de Convergència i Unió (CiU) parece que han aprendido la lección de las pasadas elecciones municipales, en las que perdieron más de 200.000 votos. Mucha culpa la tuvieron las disputas en la elaboración de las listas. Así que se han aplicado y, a falta de siete meses para los próximos comicios, ya han designado a más de 800 candidatos a alcalde, una cifra insólita en la historia de la coalición. El aparato de CiU ha movilizado a todas las bases con el objetivo de revalidar su primacía territorial en las próximas elecciones del 25 de mayo, conscientes de que un tropiezo afectaría negativamente a las cruciales autonómicas de otoño.

En 1999 empezó el declive electoral de los nacionalistas. En aquellos comicios municipales, más de 200.000 de los habituales votantes de CiU optaron por abstenerse, casi la mitad de ellos en la ciudad de Barcelona. Unos electores que la cúpula de la federación cree recuperables con vistas al próximo ciclo electoral, en el que estará en juego no sólo su feudo comarcal, sino fundamentalmente la presidencia de la Generalitat.

Renovación y unidad han sido los dos ingredientes que la dirección de CiU ha impuesto a sus comités locales a la hora de confeccionar las candidaturas. Más de 200 cabezas de lista se estrenarán como alcaldables, principalmente en ciudades dominadas históricamente por la izquierda o en las que el PSC arrebató la alcaldía a CiU en los anteriores comicios. Es el caso de Lleida, Vilafranca del Penedès, Reus, Figueres, Tortosa u Olot.

La renovación afectará sobre todo a las ciudades del primer y el segundo cinturón metropolitano con el objetivo de recortar distancias con las formaciones de izquierda o provocar pérdidas de mayoría absoluta. La victoria de CiU en Terrassa, Sabadell, Badalona, Mollet del Vallès o Santa Coloma de Gramenet, aparece como imposible. La federación nacionalista ha echado mano en estos casos de candidatos considerados valores en alza dentro de la coalición, como Josep Rull en Terrassa o Ferran Falcó en Badalona. Ambos forjados en las filas de las juventudes convergentes.

Pero la renovación no sólo afectará a las caras; además, 8 de cada 10 nuevos alcaldables tiene menos de 45 años, con el propósito de atraer el voto juvenil.

En otros municipios, Convergència i Unió ha ido a buscar candidatos independientes, como Antoni Calvó en Figueres, o Antoni Baulida en Cassà de la Selva; este último salió bruscamente de Esquerra Republicana por no oponerse a la línea de alta tensión de Les Gavarres.

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La unidad de CiU, desde las bases hasta la dirección, y la existencia por primera vez de un marco interno claro que regula la confección de las candidaturas son, para el secretario de organización de Convergència, Lluís Corominas, las razones por las cuales a siete meses de los comicios hayan sido designados 802 cabezas de lista. CiU presentará 920 candidaturas, casi el doble que el PSC, que, en cambio, tiene mayoría en buena parte de las ciudades más importantes de Cataluña.

'Gracias a los pactos de federación, la militancia dispone de un reglamento preciso para designar a los alcaldables. Pero sobre todo la unidad de la dirección se contagia a las bases y por eso no hemos tenido problemas', comenta Corominas. Un escenario impensable en las negociaciones entre CDC y UDC de 1999.

Los comités locales de cada población han designado a la mayoría de candidatos. En las poblaciones donde surgían desavenencias, la cúpula de CiU -la comisión técnica municipal- actuaba con 'poco ruido y mucha calma'. De este modo se han resuelto conflictos históricos como los de la Noguera, Tremp o Altafulla. En Balaguer, la democristiana Glòria Pallé encabezará la lista; en Tremp lo hará el convergente Miquel Verdeny, y en Altafulla, el alcalde Manuel Ramos, que en 1999 se presentó bajo siglas independientes pese a militar en Unió.

'Nadie ha impuesto nada a nadie. La militancia ha tenido una actitud muy dialogante y generosa, consciente de que lo mejor era entenderse', explica Marta Llorens, secretaria general de Unió Democràtica.

La unidad también se reflejará en las papeletas de voto. En las próximas elecciones se suprimirán las referencias a la afiliación de cada candidato, es decir, si milita en Unió o en Convergència. Con ello se quiere evitar también la guerra de cifras sobre el número de candidatos que ha incrementado cada partido de la federación.

El diálogo también presidirá, según Corominas y Llorens, la negociación de las listas que todavía faltan por cerrar, como las de Manresa -donde existen dos candidatos-, Igualada, Sant Feliu de Llobregat, Valls y Banyoles.

Las próximas municipales se celebrarán cinco meses antes que las autonómicas, en las que CiU estrena candidato a la presidencia de la Generalitat, el conseller en cap, Artur Mas. Los nacionalistas, por tanto, no se pueden permitir un tropiezo y deben mantener su papel local. En la actualidad disponen de 606 alcaldías. Una pérdida considerable de votos o de alcaldías significativas provocaría un derrumbe moral de las bases nacionalistas y un posible efecto dominó en las autonómicas.

El mejor antídoto, según la dirección de CiU, es la movilización amplia de la militancia. Para ello, la federación ha programado un total de 41 actos preelectorales para proclamar a sus candidatos. La dirección nacionalista se muestra muy satisfecha del desarrollo de estos actos, presididos por Jordi Pujol, Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida. ya que la media de asistentes es de un millar. El próximo 26 de octubre, CiU reunirá al consejo nacional de la federación para ratificar a los alcaldables.

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