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EL ENREDO
Columna
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'Decretazus interruptus'

1. En la página web de La Moncloa titulaban: 'La flexibilidad del Gobierno permite mejorar técnicamente la reforma sobre desempleo'. Es el titular ideal para que todo el mundo entienda: señores, envainamos. Mariano Rajoy defiende que no hay rectificación, Rodrigo Rato dice que sí, y Eduardo Zaplana dice que bueno. Zanjó José María Aznar: 'No hay marcha atrás'. No. No es marcha atrás, es decretazus interruptus.

2. Hay que empezar a fijarse en los alrededores de Zapatero. Ganen o pierdan, los personajes políticos de los próximos años serán estos nuevos socialistas de casi 40 años que, como aparecen ante la opinión pública como encargados de una sola cosa, sugieren la aldea de los pitufos. Jordi Sevilla es el pitufo economista, Pepe Blanco es el pitufo estratega, Jesús Caldera es el pitufo optimista, Trinidad Jiménez se ha autodesignado pitufa maciza, Consuelo Rumí es la pitufa sanitaria y Carme Chacón la pitufa educadora. En su aldea parece que se lo pasan bomba, y de cuando en cuando hacen una incursión para ganar terreno a Aznar Gargamel y su Rato Azrael. A Carme Chacón la seguí en el debate parlamentario sobre el Castillazo, la ley de Calidad de la Enseñanza. Fue curioso tomar nota de sus gestos. Carme Chacón abre los brazos en candelabro con las palmas abiertas (como Zapatero) y baja las manos. Después abre los brazos en candelabro con las palmas abiertas (como Zapatero) y baja las manos. Así cuarenta minutos. Un poco rollo. Del contenido de su discurso tomé nota de una frase: 'A usted, ministra, como madre, ¿le gustaría que su hijo fuera segregado? No, no me conteste; es tan obvia la respuesta...'. Dominio del tiempo, regular, porque no hubo pausa entre la pregunta y la respuesta, y se perdía intensidad dramática. En lugar de tragedia por el hijo de la ministra segregado parecía sainete por la oradora que pregunta, responde, guisa y come. Para estos casos debería haber efectos especiales en el Parlamento. '¿Le gustaría que su hijo fuera segregado?' Chan cháááááán. O un trueno o algo así. Al bajar de la tribuna parecía que había disfrutado. Todo tenía un aire de 'mi primera demagogia, Chispas'. Los suyos la aplaudieron muchísimo, Pilar del Castillo también aplaudió, irónicamente, despectivamente, y yo me sentí viejito, viejito, pensando: yo esto ya lo he visto, ya lo viví cuando los socialistas se acababan y los del PP, armados con minifaldas y corbatas pastel, se enfrentaban a calvos de traje gris en un célebre programa de Jesús Hermida. Y de acuerdo, vale, yo habré envejecido, pero ¿cómo ha podido envejecer tan rápido el Gobierno? Aznar debería patentar ese método: se lo comprarían todas las oposiciones del mundo.

Y es que van como locos en la carrera sucesoria y se salen en todas las curvas

3. Federico Trillo metió la pata. No tanto por sus apelaciones a la sangre una-grande-libre en el homenaje a la bandera con motivo de llevarla a la lavandería. Sobre todo al dar a entender que era idea de Aznar. Rajoy: 'Oiga, yo qué sé, yo me enteré cuando ya estaba hecho'. Aznar: 'Pregúntenle al alcalde de Madrid'. Madre mía, Federico. Tú que pensabas que hacías puntos... Y es que van como locos en la carrera sucesoria y se salen en todas las curvas.

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