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Reportaje:

Afganistán, primer año de paz

La campaña militar de EE UU gira hacia la estabilización del país a un año de la guerra

La campaña militar de EE UU contra Al Qaeda y la resistencia talibán está experimentando un sutil cambio. Ahora depende menos de los ataques aéreos y terrestres y más de la perforación de pozos, la construcción de colegios y las 'operaciones de estabilidad', según fuentes oficiales estadounidenses y diplomáticos occidentales.

Las tropas estadounidenses siguen peinando las montañas en busca de Osama Bin Laden y sus lugartenientes. Pero al tiempo están organizando operaciones humanitarias con el fin de ganarse amigos en un terreno hostil. Estos equipos actúan en 11 pueblos y ciudades, cifra que, según fuentes estadounidenses, se incrementará a 15, mientras que el número de especialistas en asuntos civiles-militares, la mayoría de ellos reservistas, pasará de los 150 del mes pasado a 350 en noviembre.

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'Lo ideal sería que jamás viésemos a un soldado de EE UU o a otro militar de la coalición internacional levantar el arma con ira ante un afgano', afirma el general norteamericano John R. Vines, comandante de las fuerzas estadounidenses en Afganistán.

Douglas Feith, subsecretario de política del Departamento de Defensa, ha señalado ya que la presencia militar estadounidense, compuesta por 8.000 miembros, pronto se verá reconfigurada para acentuar más las tareas de mantenimiento de paz a las que el Pentágono se había resistido hasta ahora. Washington también vería con buenos ojos una ampliación del tamaño y las tareas de la fuerza internacional de paz, compuesta por tropas europeas y turcas, y que actualmente sólo patrulla Kabul.

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Pese a estas medidas y a la menor frecuencia de escaramuzas hostiles en los últimos tres meses, los comandantes estadounidenses afirman que sus fuerzas siguen centradas en capturar o matar a los combatientes talibanes y de Al Qaeda, que ahora se cree que se están moviendo de un lado a otro de la frontera montañosa que separa Pakistán y el sureste de Afganistán. Los afganos arrestados durante estas redadas son trasladados en helicóptero a la base aérea de Bagram, el cuartel general de la coalición encabezada por EE UU en las cercanías de Kabul, a un ritmo de unos 10 por semana, según el coronel Roger King, portavoz de la coalición. La mayoría acaba siendo devuelta a sus pueblos, aunque un pequeño número es enviado a Guantánamo, en Cuba.

'Llegará un momento en que se convertirán en una parte más importante de la misión, pero actualmente el cometido principal de la fuerza es acorralar y destruir al enemigo', afirma King. 'Es una guerra a largo plazo', añadió.

Los jefes militares estadounidenses, los diplomáticos occidentales y los responsables del Gobierno afgano del presidente Hamid Karzai están preocupados en concreto por la posibilidad de que se forme una nueva alianza entre los restos de las fuerzas talibanes, de Al Qaeda y de la guerrilla, dirigidas por Gulbuddin Hekmatyar, un señor de la guerra antioccidental. Los informes de los servicios secretos occidentales indican que Hekmatyar, que antes estaba en Irán, se encuentra ahora en la zona fronteriza del sureste, donde intenta reunir apoyos entre las tribus pastún que sienten escasas simpatías por EE UU o Karzai.

'En el aspecto táctico -crear confusión, intentar organizar ataques contra las fuerzas de la coalición- veo a Hekmatyar bastante activo', comenta el general Vines, y añade: 'Si supiéramos dónde está, le haríamos una visita para ver si podemos convencerle de que lo deje'. En mayo, la CIA intentó matar a Hekmatyar en la provincia de Konar con un misil Hellfire lanzado desde un avión teledirigido Predator. A pesar de la posibilidad de nuevos levantamientos dirigidos por Hekmatyar, los funcionarios del Gobierno de Karzai opinan que los estadounidenses ya han vencido a su enemigo y que deberían prestar más atención a la reconstrucción de un país destruido por 23 años de guerra. Además, dicen, las tácticas de las fuerzas de EE UU producen una fricción innecesaria con los afganos de a pie, en especial porque no suelen coordinar sus misiones con las autoridades locales. 'Hemos pedido muchas veces a los estadounidenses que cooperen porque nosotros podemos arrojar luz sobre muchas cuestiones, pero no han respondido', afirma Namatullah Jalili, jefe de la agencia de espionaje del Ministerio del Interior. Vines respondió: 'Intentamos cooperar siempre que es posible. Dicho eso, algunas veces coordinar significa advertir al enemigo'.

Tanto en Washington como en la base de Bagram, donde los contratistas están muy ocupados equipando las tiendas con calefacción y paneles de contrachapado para el largo invierno que se avecina, los jefes militares llevan tres meses estudiando su estrategia en Afganistán. Ese estudio se vio en parte provocado por el ataque accidental contra una boda en la provincia de Uruzgan el pasado julio, así como por las continuas peticiones de las embajadas occidentales y de la CIA de que los militares estadounidenses hagan más por promover la estabilidad y se enfrenten menos a la población local.

A medida que la situación de seguridad va mejorando, los equipos estadounidenses de asuntos civiles se reparten por el campo para evaluar las necesidades locales y reunir contratistas para proyectos como escuelas, centros médicos, pozos, e incluso una clínica de inseminación artificial para el ganado. 'Lo que estamos intentando hacer es ayudar a ganarnos corazones y mentes', afirma el coronel George P. Maugh, que dirige el grupo de trabajo civil-militar desde una complejo residencial fortificado de Kabul.

© The Washington Post / EL PAÍS

Otra grabación de Bin Laden

La televisión qatarí Al Jazira difundió ayer una grabación de voz, asegurando que pertenece al líder de Al Qaeda, el millonario saudí Osama Bin Laden, en la que éste pide a la juventud islámica que se prepare a efectuar más atentados contra EE UU. "En el nombre de Ala, la juventud de Dios está preparada para actos que pueden llenar vuestros corazones de terror y dañar vuestra economía", subraya la voz dirigiéndose al Gobierno estadounidense.

Este es el segundo vídeo que se emite con la voz de Bin Laden desde que se cumpliera el primer aniversario de los atentados del 11 de septiembre contra Nueva York y Washington.

Por su parte el presidente de Afganistán, Hamid Karzai, reconoció ayer que el líder de los talibanes, el mulá Omar, sigue con vida. Sobre si Bin Laden está vivo o muerto, el dirigente afgano manifestó que tiene dudas al respecto.

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