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Crónica:FÚTBOL | Quinta jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Depor paga caro su absentismo

El Racing se pasea por Riazor ante la inoperancia del conjunto de Irureta

Xosé Hermida

Nadie contestaba ayer al teléfono en Riazor. El Deportivo cogió la familia, puso el contestador automático y se marchó a algún balneario a disfrutar de los calores de la tarde. El Racing entró de puntillas hasta que vio la casa vacía y decidió organizar una fiesta. Cuando el Depor quiso regresar de su tarde de ocio, el Racing ya había montado un campamento imposible de levantar. Y debe agradecer el cuadro de Javier Irureta la delicadeza de su visitante porque el destrozo final pudo ser memorable.

Aún no se había cumplido el primer cuarto de hora y en la grada de Riazor ya se escuchaba algún grito: '¡Irureta, espabílalos!'. Cerca de la media hora, se adelantó el Racing y el Depor seguía abanicándose. Poco después, Irureta ya tenía a casi todo el banquillo calentándose mientras los murmullos del público habían derivado en bronca abierta. Y el Depor, sin espabilarse. La depresión postchampions y la calidez de este verano otoñal lo entregaron a la vagancia más absoluta.

DEPORTIVO 0| RACING 2

Deportivo: Molina; Scaloni, César, Donato, Capdevila; Víctor (Manuel Pablo, m. 88), Sergio (Duscher, m. 46), Mauro Silva, Fran; Tristán (Luque, m. 64) y Makaay. Racing: Ceballos; Pineda, Mora, Juanma, Sietes; Ismael, Nafti; Pablo Lago (Pablo Sierra, m. 39), Javi Guerrero (Bodipo, m. 75), Regueiro; y Munitis (Benayoun, m. 88). Goles: 0-1. M. 27. Pelotazo largo de Sietes aprovechando que la defensa del Depor se había adelantado. Javi Guerrero se anticipa a todos y se queda solo ante Molina, al que bate por bajo. 0-2. M. 71. Falta bombeada que cabecea Juanma al palo y el rechace lo aprovecha Javi Guerrero. Árbitro: Esquinas Torres. Amonestó a Pineda, Munitis, Mauro Silva y Capdevila. Unos 32.000 espectadores en Riazor.

El Racing fue mostrándose poco a poco, como si necesitara un buen rato para convencerse de que la blandenguería de su rival no era un espejismo. Desde el principio tuvo buenas intenciones, llevó la línea de presión bastante arriba y nunca despreció la pelota. Le faltaba ese punto de convicción que le acabó regalando el Deportivo con su flagrante absentismo. En cuanto el Racing se lo creyó, empezaron los problemas de verdad para el Depor, incapaz de sacar una pelota jugada desde atrás y sin más recurso que apretarse los dientes ante la legión de bajitos habilidosos -Munitis, Pablo Lago, Javi Guerrero ...- que tenía enfrente.

La reacción de Irureta en el intermedio no fue muy popular. Reemplazó a Sergio por Duscher, un futbolista más defensivo. En un primer momento, el argentino dio cierta consistencia al medio del campo, que se había pasado la primera parte contemplando el tránsito de los rivales. Y al fin hubo noticias del Depor con un remate al palo de Makaay. Pero ya era tarde para cortar las alas al Racing, que le había cogido el gusto al choque y se dedicaba a tocar, a entrar por las bandas, a divertirse jugando al fútbol, puesto que el contrario había escogido otra clase de placer: el de no dar un palo al agua.

Es verdad que a esas alturas el Depor ya apuntaba una actitud más laboriosa, pero su desorden había alcanzado proporciones anárquicas. A Tristán, que el otro día, contra el Lens, interpretó muy bien su papel de sustituto de Valerón, debieron de afectarle los elogios porque no dio una a derechas. La gente la emprendió con él y con Víctor, que atraviesa una crisis alarmante, y al final con Irureta. El Racing, mientras tanto, estaba en otra onda, dándose el gustazo y hasta rechazando con displicencia la goleada que pudo lograr.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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