'El festival no tiene una buena relación con Huelva'
Salvador Agustí, el nuevo director del festival onubense, es un hombre de cine. Empezó con 14 años como botones de una productora cinematográfica. Procede de TVE, donde se ocupó en los últimos años de la participación económica del ente público en numerosas películas. Ahora maneja dos claves para devolver la salud al maltrecho festival onubense: mirar abiertamente hacia el cine iberoamericano y que el público llene las salas.
'Este certamen no goza actualmente de buena salud. Hay una cosa extraña que no me esperaba: el festival no tiene una buena relación con Huelva. Esto me ha sorprendido muchísimo. No existe una respuesta del público en la medida que corresponde a un festival con 28 años de vida. Hay poca asistencia a las salas. Otro problema: una serie de instituciones que forman el tejido empresarial y económico de Huelva están muy reticentes con el festival. Hasta este momento, los patrocinadores me llegan desde fuera, lo que es verdaderamente triste', afirma el nuevo director.
'Quienes animan un certamen de cine son los vecinos, no las estrellas, que vendrán'
Agustí es un hombre de movimientos nerviosos, que transmite una falsa sensación de despiste: lo controla todo. Ha saboreado miles de películas, al mismo tiempo que las analizaba hasta el último detalle.
Para el 28 Festival de Cine Iberoamericano, que se celebra del 9 al 16 de noviembre, ha programado la proyección de 80 películas. Una docena de producciones competirán, en la sección a concurso, por el Colón de Oro, máximo galardón.
La figura homenajeada será el director argentino Adolfo Aristarain, de quien se exhibirán 10 de sus películas, dos de ellas inéditas en España. Adolfo Aristarain es autor de cintas como La parte del león, Martín H y Un lugar en el mundo. El presidente del jurado oficial será el escritor Sergio Ramírez, ex vicepresidente de Nicaragua en la época sandinista.
Agustí tiene una idea muy clara: a un festival le dan prestigio las salas llenas de público y no el número de estrellas del celuloide que visiten la ciudad durante los días de proyecciones. 'Hay que explicar que un festival de cine es, fundamentalmente, un encuentro del espectador con el hecho cinematográfico', afirma. 'Los ciudadanos', añade, 'deben entender que es un privilegio para Huelva que en la semana del festival puedan tener a su alcance películas que ni en España ni en el resto del mundo se pueden ver con facilidad. Eso es una suerte. Un festival no son los actores, es el público. Si se produce la respuesta de la gente de Huelva, todo lo demás comienza a crecer. Quienes animan un festival son los vecinos, no son las estrellas, que a Huelva vendrán y muchas'.
'Jamás en mi vida se me había pasado por la cabeza dirigir un festival de cine. Acepté este cargo porque me gusta el cine iberoamericano y el festival onubense tiene una función privilegiada de apoyo a ese cine. El cine iberoamericano necesita de este tipo de lanzaderas o de aterrizajes en Europa y en España. Ayudar a todo eso es una misión noble', añadió.
Agustí reconoce que el festival onubense ha perdido prestigio en los últimos años. Sobre todo, y es lo que más le duele, en los países iberoamericanos. Por eso ha elegido a Adolfo Aristarain como figura de este certamen. Durante los últimos dos años, los homenajes se dedicaron a Carmen Sevilla y a Sara Montiel.
Sobre la elección del presidente del jurado, afirmó: 'La idea era que un escritor latinoamericano de prestigio presidiera el jurado. No un director o un actor. Yo quería que el presidente del jurado tuviera una cierta distancia con el hecho cinematográfico'.
El director del festival pretende que el certamen se ciña a su presupuesto para que no se vuelva a producir ningún déficit. 'Debe concordar con su realidad. No hay nada más triste en la vida que el quiero y no puedo', señaló.
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