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EL DEVASTADOR INCENDIO DE FUENCARRAL

200 vecinos del inmueble siniestrado se quedarán sin vivienda durante varios meses

Algunos afectados amenazan con acudir a los tribunales por la actuación de los bomberos

El día después del incendio que arrasó un edificio de viviendas en la calle de Julio Palacios (distrito de Fuencarral-El Pardo) estuvo lleno de angustia y de tristeza. Un total de 52 viviendas resultaron arrasadas por las llamas y el humo, lo que obligará a sus 200 moradores a permanecer fuera de sus casas varios meses, hasta que se borren las huellas del siniestro. Ayer, 18 operarios retiraban los escombros de la escalera. El malestar por lo ocurrido ha dado lugar a que algunos afectados amenacen con acudir a los tribunales por la forma en que los bomberos afrontaron el siniestro.

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Mientras los operarios retiraban los escombros, cuatro miembros de la Policía Científica (entre ellos, dos inspectores jefes) trabajaron durante todo el día para recoger muestras que determinen el origen del incendio. Otros cuatro agentes de la Policía Municipal custodiaban el portal, mientras otros dos acompañaban a los vecinos a sus viviendas siniestradas para que recuperaran sus efectos personales. Los operarios no dejaban de retirar sacas y sacas de escombros que vertían en dos contenedores situados en la calle. Marcos de madera como tizones y restos de escayola ennegrecidos eran algunos de los elementos que portaban bajo la densa lluvia.

Muchos vecinos, que se arremolinaban en el portal, no podían quitarse de la cabeza el pánico que habían sufrido el día anterior, cuando de repente se inició un fuego que recordarán toda la vida. 'Al principio no teníamos ni idea de que pudiera haber un incendio en nuestro edificio', explica un vecino que vive en el noveno piso del bloque siniestrado y que estaba con su esposa cuando comenzó el fuego. 'Ni siquiera lo podíamos imaginar. Cuando oímos las sirenas de los bomberos pensamos que se dirigían a otro bloque del barrio. Sólo cuando desplegaron las mangueras enfrente de nuestras viviendas nos dimos cuenta de que iban a actuar. Pero continuábamos creyendo que no había peligro, sólo teníamos curiosidad', añadió.

Sin embargo, la confianza inicial de los vecinos se esfumó en menos de diez minutos. 'Algunos salieron gritando por las terrazas que tenían humo en su casa y sólo tres minutos después otros tantos pedían auxilio porque el fuego había llegado a sus puertas'. Las llamas se extendieron rápidamente por una de las escaleras y bloquearon la salida. 'Muchas personas saltaron de terraza en terraza para escapar', relata este hombre. 'El aire empezó a hacerse irrespirable. Era un olor acre, como de papeles y tela quemados, todo junto. Entonces comprendimos que lo principal era salvar la vida'. También la de los demás.

'Tuve que trasladar a las personas que viven en el piso contiguo al mío desde su terraza a la mía. Una de ellas está en coma vegetativo y su marido es un hombre de 80 años con cáncer. La enfermera que los cuida también estaba con ellos. Grité a los bomberos para que subieran a mi casa porque no podíamos bajar a la señora inválida por la escalera. El aire se hacía cada vez más irrespirable. Mi vecino anciano se ahogaba y le pusimos un trapo en la cara. Al fin llegaron los bomberos y nos ayudaron. Salí huyendo, bajé nueve pisos corriendo sin parar'. Este vecino recuerda que antes de la deflagración se 'oyó un golpe seco, como de un gran saco que cayera por el patio interior y después un ruido de cristales rotos'. 'Nada que se pudiera identificar con una explosión', asegura.

'Fue un milagro que no muriera nadie . Todo se envolvió de un aire raro, picante. Sentíamos picor en los ojos y en la garganta'. Aunque este vecino reconoce que los bomberos 'estuvieron sensacionales y que se jugaron la vida limpiamente', echó en falta que no les avisaran con un megáfono para que desalojaran el edificio antes de que se extendieran las llamas. 'Algunas partes de la escalera están cubiertas de moqueta, y esto pudo contribuir a que el edificio se convirtiera en una bola de fuego en cuestión de minutos', cuenta. Este vecino asegura que no tenía conocimiento del rumor que extendieron el lunes algunos afectados y que aseguraba que en la vivienda donde se inició el fuego había un laboratorio de droga clandestino. 'No me consta', concluye.

La opinión de los vecinos sobre los bomberos no era unánime. Algunos criticaron a sus directivos por no saber encarar desde el primer momento el fuego, lo que acarreró que 'se les fuera de las manos'. 'Se centraron en la parte delantera del edificio y se olvidaron de la trasera, que era donde había más llamas', explicaba Vladimir Kacnrcheev, un inquilino del séptimo piso. 'Me llamó mi mujer y me dijo que había fuego, pero que no podía salir ni escaleras arriba ni bajar al portal. Pasaron muchísimo miedo, porque el fuego les cercaba y había un humo que no podían respirar. Cuando llegué, media hora después, no había ni un bombero en la parte trasera', añadió.

Otros vecinos, por el contrario, calificaron de 'impecable' la actuación de los bomberos, ya que, en su opinión, tardaron pocos minutos en llegar.

4,8 millones de euros

Los vecinos pudieron acceder a sus viviendas y comprobar el estado en el que quedaron. Después de que terminen los especialistas de la Policía Científica, acudirán piso por piso los peritos de las compañías aseguradoras, que valorarán los daños producidos. El alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, descartó que hubiera un laboratorio de droga en el piso donde se originó el siniestro. Fuentes municipales cifraron ayer en unos 4,8 millones de euros el coste de reparación del inmueble. Muchos de los afectados se han desplazado a sus segundas residencias, en la sierra, mientras les arreglan la casa. Otros pernoctan desde el lunes en casas de familiares o amigos. Los menos se han alojado en hoteles.

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