Picasso jondo

Parece que Picasso está inspirando a los guitarristas flamencos. El año pasado fue José Antonio Rodríguez quien compuso un concierto sobre la época azul del pintor. Ahora Cañizares ha estrenado en la bienal su Flamenco picassiano, y algunos ya hablan de música cubista.

Tampoco es eso. Cañizares confiesa su admiración por la pintura picassiana, que él ha asumido componiendo los temas flamencos que integran este concierto. La época azul se traduce en tarantas, la rosa en alegrías y así sucesivamente. La música no es más cubista que algunos otros temas anteriores de Cañizares, guitarrista antes que nada cerebral y que siempre tantea y explora sobre pautas de su propia creación. En este caso construye su música con insistencia recurrente en los agudos, picados de enorme agresividad y un virtuosismo que me parece excesivo. Pero algunos de los temas -el vals-bulería, las soleares, la rumba- son de enorme belleza.

Lebrijano, aún lejos de sus años de cante esplendoroso, hizo un esfuerzo por mantener la dignidad de su queja jonda, de su conocimiento de los estilos, aunque se entregara fundamentalmente a temas corridos y rítmicos de no mayor dificultad. Se atrevió con la soleá y la siguiriya, peleando por acercarse al sonido que él mismo diera a estos estilos en tiempos.