_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Distancia

¿Qué distancia separa Valencia de Atzeneta del Maestrat? No me refiero a la geografía sino a la distancia moral entre la euforia prefabricada del Palau de Congressos y la emoción de un salón de plenos en el que dimitió toda la corporación: los seis concejales del PP, incluyendo al alcalde, y los tres del PSPV. En coche, el conflicto de Atzeneta se veía venir. La autovía que lleva a Borriol desde Castellón está custodiada por la singular escultura de una estilizada araña de metal. Imposible no echarle un vistazo al oxidado animal. Hace un tiempo, se incorporó al paisaje en ese punto, sobre un paso elevado, esta pancarta: 'Volem institut d'ESO'. Más arriba, cuando la carretera se acerca a Vall d'Alba, hasta el conductor más despistado puede apreciar, por las rotondas recién estrenadas, por las farolas y palmeras de su perfil, por el nuevo instituto y la plaza de toros levantada a su lado, que allí manda alguien que tiene poder (el alcalde, Francisco Martínez, es vicepresidente de la Diputación). Vall d'Alba está mucho más adentro, en la comarca de la Plana Alta, que Borriol, pero mucho más abajo que Atzeneta, ya en L'Alcalatén, y que todos esos pueblos de montaña cuyos adolescentes han de nutrir las aulas de su flamante centro de secundaria. Los supera a todos, eso sí, en las predilecciones del PP. Ahora en Atzeneta también hay pancartas y malestar, como en Els Ports, esa comarca vecina del interior sin padrino porque allí los socialistas siguen en pie. Dice Carlos Fabra, el jefe de la Diputación, que hará una gestora, pero en Atzeneta dimiten hasta los concejales del PP a causa de un conflicto, el de la implantación de la LOGSE, que el primer consejero de Educación de Zaplana, Fernando Villalonga, hace siete años ya se encontró. Y que sigue ahí. Dos legislaturas son una distancia histórica con un poso visible de dejadez. Aunque el presidente interino de la Generalitat, José Luis Olivas, diga en Valencia que en el PP 'no hay corrientes, ni enfrentamientos, ni tensiones', sí que hay distancias. Por ejemplo, los concejales que dimiten en L'Alcalatén están muy lejos de las vergonzosas unanimidades que el presidente del congreso regional, José Joaquín Ripoll, llama 'mayorías importantes' y del plató.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_