Un futuro sostenible
El Diagnóstico Ambiental de Málaga fija las bases para un nuevo modelo de desarrollo
El Plan de Actuaciones Estratégicas para el Desarrollo Sostenible de la Provincia de Málaga (Madeca10) y la Agenda 21 Provincial son dos de las iniciativas que, impulsadas por la Diputación malagueña, tratan de favorecer el debate entre numerosas instituciones y colectivos para sentar las bases de un nuevo modelo de organización territorial y aprovechamiento de los recursos naturales. En sintonía con los acuerdos de la Cumbre de Río (1992), y tras haberse revisado estos planteamientos en el encuentro de Johannesburgo, Málaga parece decidida a convertirse en una de las provincias más activas en la búsqueda de un futuro sostenible, donde la calidad de vida no suponga un deterioro irreversible del patrimonio ambiental.
Para documentar este proceso, y entre otros dictámenes en los que se viene trabajando, acaba de hacerse público el Diagnóstico Ambiental de Málaga, en el que han participado alrededor de una docena de expertos en diferentes materias. Marcos Castro, coordinador del diagnóstico y profesor del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga, advierte de que 'no se trata de una visión catastrofista de esta provincia, sino de una llamada de atención que sirva para corregir algunas tendencias y evite cometer los errores del pasado'. De mantenerse el modelo de desarrollo actual, en pocos años pueden manifestarse graves problemas relacionados, por ejemplo, con la escasez de agua, la excesiva presión urbana o la pérdida de suelos.
Estos son algunos de los problemas que ha puesto de manifiesto el diagnóstico:
Espacios naturales protegidos.Si bien Andalucía es la región española con mayor porcentaje de superficie protegida (en torno al 20%), en Málaga esta cifra se reduce a la mitad.
Población. La elevada densidad de población en la zona costera origina una presión insoportable sobre los ecosistemas marinos. Mientras que la media nacional se sitúa en algo más de 79 habitantes por kilómetro cuadrado, la media del litoral malagueño alcanza los 267 habitantes por kilómetro cuadrado. En algunos tramos, como el que discurre entre Torremolinos y El Rincón de la Victoria, se llega a 1.381 habitantes por kilómetro cuadrado. En el interior, la densidad apenas alcanza los 11 habitantes por kilómetro cuadrado.
Usos del suelo. Debido a la desmesurada contribución de las urbanizaciones turísticas y el propio crecimiento de la capital y su área metropolitana, el suelo urbano de la provincia (cerca de 400 millones de metros cuadrados) representa casi el 27 % del total disponible en toda la región. Sevilla, que se coloca justamente detrás en esta clasificación, sólo reúne 250 millones de metros cuadrados.
Coberturas vegetales. Una deficiente cobertura vegetal impide la infiltración y almacenamiento de agua en el suelo, lo que acentúa el déficit hídrico que sufre la provincia. El índice de drenaje en Málaga (porcentaje de agua caída que circula por sus cauces naturales) es de un 26%, frente al 34% de media regional. En estas condiciones también aumenta la pérdida de suelos (más del 50% de la superficie provincial está afectada por la erosión).
Agua. El consumo de agua es de unos 100 metros cúbicos por habitante y año, ligeramente por encima de la media regional, cifrada en 97 metros cúbicos. El sector agrícola demanda más del 77% de estos recursos. El déficit hídrico se sitúa en 157 hectómetros cúbicos al año. La depuración de vertidos residuales alcanza al 66% de la población malagueña, y son casi 60 los municipios que carecen de este servicio.
Energía. La energía eléctrica consumida cada año supone algo más de 1.600 millones de toneladas equivalentes de petróleo, con una tasa de crecimiento anual de casi el 13%. Las energías renovables apenas contribuyen con un 4% al consumo total, pese a que bastaría con situar centrales termosolares que cubrieran el 0,33% de la superficie provincial (24 kilómetros cuadrados) para cubrir todas las necesidades de energía eléctrica.
Comentarios y sugerencias a propósito de Crónica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es
La huella ecológica
A igual que especialistas de la Universidad de Sevilla precisaron hace algunos meses la 'huella ecológica' de la comunidad autónoma, los expertos que han elaborado el Diagnóstico Ambiental de Málaga también han incluido en este documento la 'huella ecológica' de esta provincia. Éste es un instrumento capaz de revelar, en términos fácilmente comprensibles, la capacidad de un enclave determinado para generar los recursos que precisan sus habitantes. En definitiva, muestra la superficie de territorio productivo por habitante que se necesita para suministrar la energía y los materiales que precisan los ciudadanos instalados en un determinado nivel de vida. Utilizando procedimientos que homologan los diferentes cálculos, la 'huella ecológica' de Málaga (4,76 hectáreas) es superior a la que se obtiene a escala regional (4,22 hectáreas/persona) y también rebasa la obtenida para el conjunto nacional (3,3 hectáreas/persona). Para mantener el nivel de vida y tasas de consumo asociadas, cada malagueño precisa de 4,76 hectáreas de territorio productivo, mientras que sólo cuenta con 2,92 hectáreas, lo que quiere decir que, para mantener el actual modelo de desarrollo, se necesitaría multiplicar por tres la superficie provincial, lo cual es, sencillamente, imposible. El Diagnóstico Ambiental de Málaga puede consultarse en la web de Madeca10 (www.madeca10.info). Asimismo, y a través de la web que mantiene la Agenda 21 Provincial (www.agenda21malaga.org), es posible revisar los documentos de síntesis que han elaborado los diferentes grupos de trabajo que se integran en este foro.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.