El Pacto de Estabilidad 'flexible' se fraguó en Madrid
Algunos expertos financieros están sorprendidos por las escenas que el Gobierno de José María Aznar ha montado en las últimas horas en torno a la prórroga en el cumplimiento de los objetivos del Pacto de Estabilidad -que obliga a los países de la zona euro a equilibrar sus cuentas públicas- del año 2004 a 2006.
Vincenzo Guzzo, analista del banco de inversión Morgan Stanley en Londres, recuerda que el pacto fue elaborado cuando las expectativas de crecimiento eran elevadas. Cuando Alemania, Francia e Italia comenzaron a registrar problemas en el mes de mayo, fue evidente que algo estaba por cambiar. 'No tuvimos que esperar mucho', escribe Guzzo en un informe. 'Un mes más tarde, en el Ecofin de Madrid, previo a la cumbre de Sevilla, se adoptó la fórmula de que los objetivos fiscales debían ser próximos al equilibrio', añade.
Fue, por tanto, bajo la presidencia española del Ecofin, en Madrid, donde se sembró la semilla del pacto flexible. Por aquella época, José María Aznar echó las campanas al vuelo y aseguró que la recuperación económica mundial era un hecho. La verdad era otra: la economía reflejaba una tímida e insegura reacción después del estallido de la burbuja bursátil en Estados Unidos y la recesión en dicho país. Lo peor es que la recuperación insegura estaba sincronizada con una desaceleración a toda máquina en la principal economía europea, Alemania.
A largo plazo
La flexibilización del pacto en Madrid tampoco fue una herejía. 'Más o menos explícitamente, Europa se distanciaba de la ortodoxia presupuestaria y ensayaba una aproximación más flexible a la consolidación presupuestaria. Los países siguen con el mismo objetivo, pero probablemente llevará más tiempo alcanzar los equilibrios', sostiene Guzzo.
La economía española crecerá el 3% en 2002 según el Gobierno español; el 2,7% según el FMI. Los analistas creen que tanto una como otra son cifras voluntaristas. Desde luego, si por azar o por una carambola de la historia, España lograra imponer en Europa su propuesta de déficit cero en 2004, sería una victoria pírrica. Hasta Horst Köhler, director gerente del FMI, ha apoyado sin reservas la prórroga de los plazos para el Pacto de Estabilidad. Y ha reiterado, en referencia al Banco Central Europeo (BCE), que si la inflación sigue siendo buena y los datos económicos reflejan deterioro, los recortes de tipos de interés están justificados. Köhler podrá gustar o no. Pero él y sus economistas detectan que la recuperación atraviesa una prueba de fuego estos meses.
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