El comandante Borbón, en los Balcanes
Soldados españoles y marroquíes rinden honores al Príncipe a su llegada a Bosnia
El máster en organizaciones de seguridad y defensa que el Príncipe inició la semana pasada en la sede de la OTAN en Bruselas y que le ha llevado a las bases de Mons (Bélgica), Geilenkirchen (Alemania), Nápoles y Florencia (Italia) pasó ayer de la teoría a la práctica. A las cinco de la tarde, el Falcon de la Fuerza Aérea aterrizó en Mostar, capital de la región bosnia de Herzegovina donde casi 1.200 soldados españoles trabajan para consolidar la paz.
Con uniforme de campaña de comandante, don Felipe pasó revista a la unidad de honores de la División Multinacional Sudeste de la SFOR (Fuerza de Estabilización de la OTAN), con nueve soldados de cada país que la compone: españoles, alemanes, franceses y marroquíes. Tras saludar al general francés Philippe Sommaire, el heredero estrechó la mano a los jefes de los destacamentos, incluido el coronel marroquí Ben Mimoun, en un gesto tan protocolariamente anodino como chocante en este momento.
La primera visita del Príncipe coincide con el décimo aniversario de la llegada de las tropas españolas: más de 25.000 militares han pasado por la zona y 18 han muerto. Las cicatrices de la guerra que enfrentó a serbios con musulmanes y croatas y a estos dos últimos entre sí aún son visibles.
El coronel Blas Piñar, jefe de la agrupación española, aseguraba ayer la situación del orden público es mejor en Bosnia que en España. 'Es verdad que todavía existe un enfrentamiento latente entre comunidades, pero se va superando el afán de revancha. Mucha gente no puede pensar igual que hace diez años', afirmó. La frase del coronel, hijo del fundador de Fuerza Nueva, podría referirse a él mismo. Hace dos décadas, fue uno de los primeros firmantes del Manifiesto de los 100, un envite de los sectores progolpistas del Ejército a la frágil democracia. Ayer, bajo una intensa lluvia, el hijo del notario que intentó frustrar la transición dio novedades al hijo del Rey que la salvó.
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