Consigna: no pelearse por el Fòrum
Pujol, Piqué y Clos escenificaron el consenso político en un debate en TV-3
El calendario no parecía contener ninguna cita electoral próxima, de tanto consenso como hubo entre Generalitat, Ayuntamiento de Barcelona y Gobierno de España. Jordi Pujol, Joan Clos y Josep Piqué acudieron el martes por la noche a TV-3, más que para debatir sobre el Fòrum, para escenificar el pétreo acuerdo entre las tres instituciones. Fue un encuentro entre caballeros decididos a aparcar toda diferencia. El moderador, Ramon Rovira, apenas tuvo que intervenir. Y si en algún momento lo hizo, fue para implorar alguna división de opiniones, por mínima que fuera. Ni por esas.
El presidente de la Generalitat, todo tablas, puso el titular. Con semblante serio, no tuvo empacho en reconocer que el Fòrum es 'una aventura', 'un invento'. Y como tal, 'un riesgo' que en cualquier caso 'vale la pena correr'. 'Espero que no vayamos a perder una millonada', apostilló, mirando de refilón a Clos.
El evento de 2004 goza de liderazgo institucional y carece de liderazgo intelectual
El alcalde le tranquilizó. Habló del acuerdo firmado con dos sólidos patrocinadores, Endesa y Telefónica, a los que pronto -aseguró- se añadirán otras empresas. Habló también de un acuerdo de 2004 entre Barcelona, Génova -capital europea de la cultura- y Atenas -sede de los próximos Juegos Olímpicos-. Clos fue el que aportó un mayor bagaje teórico. Comparó el Fòrum a Europa: 'Tampoco en sus inicios se sabía qué iba a ser la UE y, sin embargo, ahí está, como un modelo alternativo a Estados Unidos', observó.
Todavía no afianzado tras su forzado aterrizaje en la política catalana, Josep Piqué fue el menos pródigo en palabras. Destacó, eso sí, que en España el Fòrum es un gran desconocido y reclamó 'pedagogía' para que deje de serlo.
¿Pedagogía sobre qué? Los tres contertulios se mostraron poco explícitos sobre los contenidos. Hablaron de 'diálogo', de 'participación', de 'globalización e identidad' -en esta última hizo especial hincapié Pujol-, de debate abierto y sobre todo 'serio' (Piqué). Pero ninguno de ellos citó un solo espectáculo, una sola exposición o una sola mesa redonda. Una somera alusión al encuentro de religiones fue en la práctica la única referencia al programa que los tres políticos se permitieron. Hubo, en cambio, una advertencia clara por parte de Pujol para 'dominar la globalización' e impedir en el Fòrum cualquier intento de 'manipulación, politización o demagogia'. Aviso para navegantes antiglobalizadores, se supone.
La escenificación del consenso político fue tan cerrada que los tres invitados de Rovira parecían pertenecer a la misma y confiada formación política sin convocatoria electoral alguna en el horizonte. Hay liderazgo político único en el Fòrum, vinieron a representar. De modo que los alcaldables Xavier Trias y Alberto Fernández Díaz ya pueden irse buscando otros territorios más fértiles para atacar a Clos. El 2004 ni se toca.
El debate dejó la sensación de que sigue habiendo lo que siempre ha habido: liderazgo político del evento. Y de que sigue faltando lo que siempre ha faltado: liderazgo intelectual.
Por lo demás, se sigue insistiendo en deslindar la operación urbanística de la convocatoria ciudadana (Clos se mostró militante en ese punto). Curioso, porque el vídeo que precedió al debate lo único que pudo mostrar del Fòrum fue lo que de verdad existe, las obras en el Besòs. Es el pánico atávico de la izquierda por lo inmobiliario, sinónimo de especulación. Vázquez Montalbán no dejó de subrayarlo en el reportaje inicial cuando avisó del aumento del precio del suelo en La Mina y de las consecuencias que eso traerá a los vecinos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.