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El aeropuerto de Barcelona pierde más de un tercio de los pasajeros en tránsito

El número de viajeros en vuelo chárter experimentó un descenso del 14,92%

El aeropuerto cerró el año con un aumento global de pasajeros cifrado en un 4,72% y quedándose a las puertas de los 21 millones de usuarios. Es cierto que se trata de un aumento pobre si se compara con el del año 2000 respecto a 1999, cuando se aumentó en un 13,7%. De hecho, es el aumento más bajo de los registrados desde 1986, con la excepción de dos años en los que hubo un registro negativo: 1991, cuando el aeropuerto estaba en obras para adecuarse a los Juegos Olímpicos, y 1993, año en el que era muy difícil superar el inmediatamente anterior, que fue el olímpico.

No obstante, en un año de retroceso generalizado de la movilidad aérea, Barcelona cerró con números positivos y con un crecimiento superior a la media española, que fue del 2,6%, y por delante de Barajas (3,5%). De los grandes aeropuertos españoles (Madrid, Barcelona, Málaga, Palma de Mallorca, Gran Canaria y Tenerife sur), sólo el de Málaga (5,2%) tuvo un crecimiento superior al de Barcelona.

Pero este crecimiento no es paralelo al de pasajeros en tránsito, lo que equivale a decir que se produce contra el proyecto de aeropuertos que se defiende desde Cataluña. Y lo que es peor, el porcentaje de pasajeros en tránsito cae en todos los ámbitos: desciende un 29,8% el número de pasajeros en tránsito en vuelos domésticos (origen o destino en otro aeropuerto español); baja un 23,8% el número de pasajeros en tránsito desde aeropuertos de los países que no pertenecen a la Unión Europea, y el de estos países se hunde: un 53,32% menos el pasado año que en el año 1999. Con un añadido: los pasajeros con origen o destino en aeropuertos de la UE ya habían descendido en el año 2000, sin que esta caída se pueda atribuir al 11 de septiembre.

Los defensores de una gestión catalana del aeropuerto sostienen que la pérdida de pasajeros en tránsito no tiene que ver con el 11 de septiembre sino que está directamente relacionada con la voluntad del Gobierno central de relegar Barcelona a un mero aeropuerto subsidiario de Barajas. Es la opinión del diputado socialista Manel Nadal, que sostiene que el problema de El Prat es la distancia entre la gestión de AENA y la sociedad catalana. 'Falla el modelo, que actúa al margen del tejido industrial que rodea al aeropuerto. La solución es una gestión mixta, incluso con presencia de AENA, si es necesario, pero con intervención de la sociedad civil catalana'.

Joan Boada (ICV) sostiene que el problema 'no es que el Gobierno central quiera convertir Barcelona en un aeropuerto de segunda. Eso ya lo es. Quiere que sea de tercera'. En su opinión, es más grave la apatía del Gobierno catalán, que consiente la degradación de El Prat sin hacer nada por la falta de liderazgo propia de un Ejecutivo que está 'en liquidación por cierre del negocio'. Nadal y Boada sostienen que la pérdida de pasaje y de mercancías es absolutamente independiente del 11 de septiembre.

Este diario solicitó al aeropuerto de El Prat sin resultado los movimientos en tránsito de los meses posteriores al 11 de septiembre. Un portavoz oficial aseguró no disponer de estos datos, pese a que la mayoría de estadísticas incluidas en el disco compacto están distribuidas por meses ya que el aeropuerto entrega mes a mes los datos de movimientos globales de pasajeros. También el número de viajeros en chárter experimentó un retroceso respecto al año anterior, aunque en un porcentaje (14,92%) mucho menor que el de tránsitos. Los procedentes de vuelos domésticos cayeron un 10%, los de aeropuertos de países de la UE bajaron un 16% y los del resto de países, un 14,8%.

La tercera caída es la de las mercancías: un 7,8% menos. De los grandes aeropuertos, sólo el de Palma tuvo un retroceso mayor en este área (8,3%), aunque todos los demás registraron descensos en el transporte de carga. De hecho, la caída del transporte aéreo de mercancías fue generalizada en toda España, lo que supuso un descenso general del 5,6%. Sólo los aeropuertos de Lanzarote, Asturias, Valladolid y Pamplona experimentaron crecimientos significativos.

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