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Columna
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Propagandas

Recuerdo las catequesis infantiles: atrévete a decir que eres un buen católico, practicante, de comunión y confesión. La religión siempre funciona bien en las sociedades que tienden a la rigidez, a todas las escalas: Bush invoca a las bombas y a Dios; Berlusconi, esa caricatura de la unión entre el dinero y la política, quiere colgar el crucifijo en las escuelas de Italia; Chaves contribuye aquí a la popular devoción por los obispos. Pero no hablo de religión, sino de propaganda. Como en aquellas viejas recomendaciones de que gritara bien alto mi catolicismo español igual que si viviera entre infieles, nuestra televisión oficial quiere proponerme, en lo que llama 'microespacios de identidad andaluza', un lema:

-Si te sientes andaluz, dilo.

¿Es que me lo impide alguna resistencia, alguna censura? ¿Existe algún poder que limite nuestra capacidad de decir que nos sentimos andaluces? Parece que sí, y la televisión oficial quiere ayudarnos a vencer la represión: si te sientes andaluz, dilo, no te calles. El objetivo de la campaña es fomentar el orgullo de ser andaluz, que siempre será un orgullo interesante: orgullo de lo inevitable, orgullo de ser lo que uno es quiera o no quiera, orgullo de ser de Granada o de Ginebra, orgullo de ser diestro, zurdo o pelirrojo. Orgullo de ser orgulloso. Más que un orgullo parece un consuelo: eres de Kentucky, o de Amposta, sí, pero no llores, síentete orgulloso. Toma impulso, di lo que sientes: ¡Soy de Kentucky!

El lema del congreso del PP andaluz en Granada es: 'Las propuestas del Centro. Un nuevo impulso para Andalucía'. El mismo eslogan se repite en Murcia y en Madrid, dos congresos más de estos días, el mismo eslogan, anodino, insignificante, polivalente, todoterreno: 'un nuevo impulso para la región de Murcia', o para Madrid. Impulso, fuerza, cambio: palabras sin impulso ni fuerza ni cambio, de los 80, de los 90 y del siglo XXI. Si los socialistas andaluces, según el PP, no tienen impulso, ¿cuándo fue el impulso anterior al nuevo impulso que promete el PP? ¿En los años sesenta? Los ciudadanos están cansados de la apatía, de la desilusión y del cansancio que producen el señor Chaves y su partido, ha dicho en el congreso un jefe del PP, Sanz. Necesitan, dijo Sanz, un cambio natural y tranquilo para dar el salto. ¿Qué salto? ¿No estábamos cansados, incluso 'cansados del cansancio'? (Esta repetición no es un descuido de los escribediscursos del PP, sino un homenaje a Luis Cernuda, que apuntó en Un río, un amor: 'Estoy cansado del estar cansado').

'¡Ole tus huevos!', me dice poéticamente la propaganda de la Diputación de Córdoba. La llaneza andaluza del eslogan contrasta con lo elevado del propósito: una campaña de reparto de responsabilidades y tareas domésticas, declara la Diputación con lenguaje de plan tecnológico del desarrollo de género. Y, para que frían huevos los esposos cordobeses, se les regala un delantal. Vuelven los años sesenta, cuando el marido paellaba en domingo, vuelve la santa alianza de masculinidad y huevos: hacer las cosas con huevos, tener huevos para freír huevos, el olé y la gracia de las provincias del sur, andaluzas.

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