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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Misterios del color

Sobre la superficie de los cuadros se extiende el color. No hay más secreto en la ceremonia de la pintura y, sin embargo, ante ella todo resulta misterioso. Lo es, por ejemplo, un cuadro negro de Javier García Prieto (Valladolid, 1954), en cuya superficie no aparece ninguna figura visible, ningún signo apreciable a primera vista, ya que se trata de un espacio ciego, impenetrable. Sin embargo, enseguida se percibe el grosor de las capas de esmalte que se hacen evidentes por su grumosa textura y, si el espectador tiene paciencia, ante él irán emergiendo irisaciones violáceas, verdosas y rosadas que, como susurros, hablan de lo que son: sólo pintura.

No trata el artista, sin embargo, de conseguir meros efectos de cromatismo, de realizar juegos de veladuras, ejecutadas como trampas visuales, cuya pretensión fuera atrapar la mirada distraída del visitante ocasional, sino que las devastadas superficies de estos cuadros, torturados por el trabajo, son el resultado de una búsqueda persistente de aquellas cualidades plásticas que posee el color. A lo largo de los años que dura esta investigación pictórica, Javier García Prieto ha ido prescindiendo de aquello que de superfluo hay en las imágenes y en las figuras, elementos pictóricos que no sólo no niega para enrocarse en la abstracción, sino que utiliza sutilmente al introducirlos en sus cuadros como elementos contrapuntísticos.

JAVIER GARCÍA PRIETO

Museo de la Pasión Calle de la Pasión, s/n Valladolid Hasta el 6 de octubre

A pesar del intencionado despojamiento de imágenes e iconos, que anteriormente poblaron sus cuadros, estas pinturas no son metafísicas ni cerebrales, no surgen de una meditación filosófica, por el contrario, proceden de un empirismo paciente y continuado, de un trabajo persistente con la materia y el color, de un ensayo sobre texturas y veladuras, que han permitido al artista conseguir una solidez y una madurez pictóricas que se hacen particularmente evidentes en los cuadros de gran formato. Sin embargo, resulta más sugestiva que ellos una enorme serie de pequeños trabajos sobre papel en la que, sin pretenderlo el artista, se va desvelando la mecánica de su pintura, mostrando las relaciones entre superficie y gesto, entre textura e imagen, entre color y estructura. En estos papeles parece como si, frente a las grandes teorías que hoy se barajan sobre el arte, Javier García Prieto opusiera un empirismo físico, como si frente a la tecnificación del arte globalizado se empeñara en continuar con un trabajo artesanal, en el que el esmalte y la cola son las herramientas para bucear en el misterio abisal de los colores.

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