Los dones de la memoria
Si no vuelvo a tener el don precioso de tu peso,
si tu nuca no vuelve a quebrarse bajo el yugo
de una caricia mía, ni tus rodillas vuelven
a apresarme las sombras; si no vuelves
a torturarme con tus despaciosos
prodigios de la carne y el deseo,
mira,
ya no me importa:
puedo rehacerte todo, componerte,
rescatarte en las horas devoradas;
puedo vivir de lo que te he robado,
de la renta de amor que te dejaste
olvidada en mi lecho,
como una triste cáscara.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.