_
_
_
_
OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Odisea

Por motivos de amistad y arte -exponía la pintora J. Cabrera Piris-, me trasladé a Colmenar Viejo el sábado 31.

Tenía ganas de llegar a Colmenar Viejo en tren, ya que tanto habían luchado sus habitantes por conseguirlo.

El viaje resultó ideal. Salí de la localidad de Alcalá de Henares a las 17.15 y llegué a Colmenar Viejo a las 18.40. Todo correcto y, si tenemos en cuenta de que era sábado... ¡vivan las cercanías de Renfe!

Pero, amigos, ya estamos en Colmenar Viejo. Salimos mi mujer y yo de la estación y vemos a la derecha un poste indicador del bus, con dos líneas y a la izquierda una parada de taxis. Hacía calor; pero el sol no lucía... Todo auguraba paz, tranquilidad y normalidad.

Parados más de 15 minutos, comenzamos a pensar que el bus no funcionaba demasiado bien. Apareció por la puerta de la estación un revisor de la Renfe, el cual, naturalmente, nada tenía que ver ni con los autobuses, ni siquiera con Colmenar Viejo.

Agradable y servicial, nos advirtió de que no funcionaban los autobuses (no sé si porque era fiesta).

-¿Podríamos llamar a un taxi?

-Naturalmente, pero no hay cabina.

Los primeros quinientos o seiscientos metros de carretera, paseo o camino para llegar al pueblo son de un empinado que asusta.

Mi mujer y yo, despacito, despacito -somos de la Tercera Edad-, fuimos recorriendo la distancia entre blasfemias en etrusco y tacos en griego, latín o arameo, según los casos y momentos.

Ya entre calles, el resto del camino hasta la calle de la iglesia -una tiradita- fue más llevadero. Llegamos a la exposición fatigadillos de verdad.

Una vez en ella, el encargado de la sala llamó repetidas veces (más de 10, puede asegurarlo) al teléfono del taxi 91 845 ...........

No hubo modo de obtener respuesta.

Gracias a unos amigos que coincidieron en la exposición pudimos bajar a la estación sin tener que volver a pasear y así no morirnos en el intento.

Colmenar y su lucha por un tren.

Y ahora, ¿qué? La estación está demasiado lejos y los transportes municipales, mucho más.

¿Para qué quería Colmenar Viejo la estación? ¿Para preparar deportistas para la marcha o el maratón?

Señor alcalde de Colmenar Viejo, que Dios le conserve los pies muchos años.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_