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Entrevista:ÓSCAR SEVILLA | Corredor del Kelme | VUELTA 2002 | Novena etapa

"Juego a ganar, aunque igual me estrello"

Carlos Arribas

Óscar Sevilla (Ossa de Montiel, Ciudad Real, 1976) terminó el segundo en la pasada Vuelta y abandonó en el último Tour. Ahora es el líder de la ronda española y uno de los favoritos. 'He mejorado un 50% de un año para otro', dice; 'y eso sólo de cabeza'.

Pregunta. ¿Cómo fue la recuperación desde su abandono en el Tour? ¿Fue un golpe duro?

Respuesta. Es duro porque estás todo el año preparando el Tour con ilusión y ganas, trabajando más que nunca porque el año pasado, cuando debuté, me fue bien y me dio mucha moral, y por eso este año hemos trabajado más; todas las pruebas en las carreras anteriores fueron de maravilla... Y así, hasta la caída en la Dauphiné, a primeros de junio. Hice una gran ascensión al Mont Ventoux, en la contrarreloj fui de maravilla y... fue caerme y todo al traste. Empezaron los problemas; me medio recuperé y fui al Tour, pero no sabía cómo estaba, y luego, lo otro, lo del aparato digestivo, por una mala comida o un virus que me entró, lo que fuese, y tener que abandonar fue durísimo. Parece que se te acaba el mundo. Quieres seguir porque crees que vas bien, pero ahora, mirándolo fríamente, te das cuenta de que no ibas.

'Si gano la Vuelta, un objetivo cumplido. Y con ella en el bolsillo, habrá que centrarse en el Tour'
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Entrevista digital:: Óscar Sevilla

P. ¿Pensó que corría peligro la Vuelta?

R. Al abandonar el Tour no pensé en la Vuelta. Al principio te gana la rabia, luego, en casa, descansando, empecé a pensar si llegaría o no llegaría a tiempo para la Vuelta, si respondería bien mi cuerpo, si recuperaría, si estaba castigado. Y creció la incógnita.

P. ¿Cómo ha pasado el tiempo desde el Tour hasta la Vuelta?

R. Después del descanso estuve media semana que anduve muy mal, y luego la semana siguiente, a mediados de agosto, en Asturias, viendo el Angliru, y en Salamanca, en La Covatilla, en Sierra Nevada, en La Pandera, subí de forma, bien. Fui a Italia, y allí ya me subió mucho la moral. Competí en la Copa Agostini, donde fui cuarto, pero muy bien, de maravilla, escapado, delante siempre. Luego volví a Sierra Nevada, a casa de Carlos García Quesada, donde me entrené muy bien, muy fuerte, en altitud, de maravilla.

P. Y llegó a la segunda etapa de la Vuelta, metió gas en un repecho y sin querer se quedó solo...

R. Necesitaba la competición para saber donde estaba, y vi que iba bien, que iba sobrado. Podré fallar algún día, tener un día malo, pero sé que estoy bien, que voy a estar luchando por la carrera.

P. ¿Le agobia llevar el maillot de líder desde tan pronto?

R. Ahí está, y tampoco me preocupa. El año pasado sí que sentí el nerviosismo y la tensión de llevarlo.

P. El año pasado dio la impresión de que pensaba que tenía el amarillo en préstamo y que lo tendría que devolver y ahora se le nota que se siente propietario, que no le va a gustar soltarlo.

R. Este año me siento más seguro. Sé que me lo pueden quitar también, pero es distinto. En la contrarreloj me lo puede quitar mi compañero Aitor, y pienso que no sería malo. No creo que pierda mucho tiempo. Lo importante será estar ahí, tenga el maillot o no, estar con los cuatro o cinco favoritos. Aún queda el Angliru, que será el que dictará mucho.

P. ¿Este año le fastidiaría de verdad no ganar la Vuelta?

R. Sí. El año pasado acepté la derrota porque no pensaba ni hacer segundo. Pero este año hay que ser ambicioso. Yo juego a ganar e igual me estrello, pero hay que ser ambicioso.

P. Subiendo La Pandera, la imagen era un poco la de la Vuelta de hace dos años, con Heras y usted arriba del todo.

R. Sí, recordé el momento en que yo tenía que trabajar para él, y me decía 'tensa, tensa, tensa', e íbamos para arriba juntos, y ahora estoy luchando con él. Cuando eres joven tienes ambición, pero tampoco te lo crees, no te imaginas que vas a estar tan pronto peleando contra tu jefe de filas, que era Roberto, para ganar la Vuelta.

P. ¿Es mejor escalador Heras que usted?

R. Él va más ligero. Yo tengo chispa pero él tiene mucha más, tiene más arranque, más soltura. Quizás por eso pienso que iré mejor que él en la contrarreloj.

P. ¿Va a ser cosa de escaladores lo que queda?

R. Aún no hay que descartar a nadie, hasta el Angliru. Estamos Simoni, Heras, Aitor, Casero, Beloki, yo, con pocas diferencias... La Vuelta da muchas vueltas y cualquier día te pueden liar. De todas formas, creo que la cosa estará entre Simoni, yo y Roberto.

P. Casero se queja de que le han dejado sin kilómetros contrarreloj.

R. Otras veces lo han hecho al revés. En el Tour, por ejemplo, había escaladores que se quejaban de que había mucha contrarreloj, y yo decía, 'sí, pero está ahí, hay que hacerla'. Hay que asumir los recorridos y hacerlos.

P. El pelotón está admirado de cómo sube y cómo corre Aitor González...

R. Es un poco raro, pero en el aspecto de que lo ves y parece que va fastidiado, y no, sube mucho. Es un poco irregular, pero de momento está siendo la revelación.

P. ¿Crea esto un problema táctico en el Kelme, el doble liderato?

R. Me viene de maravilla. Es una buena carta. Si éste mete tiempo en la crono y Roberto y Simoni quieren atacarle en la montaña yo puedo estar en la retaguardia, a rueda, a rueda, a rueda y ya está.

P. ¿No habrá celos, estilo Chava-Olano en el 98?

R. No. Apostamos por ganar la Vuelta y ya está. Lo mismo se decanta la suerte de su lado que del mío. Pero hay que jugar de esa manera. Igual me saca tiempo en la contrarreloj y se pone de líder, pero igual en el Angliru atacan Roberto y Simoni y yo me voy con ellos y le metemos tiempo a Aitor.

P. Si gana la Vuelta, habrá que dejar de tratarle como a un niño, aunque mantenga la cara.

R. Me gusta eso de niño, lo tomo como muestra de cariño. Pero si gano la Vuelta, será un objetivo cumplido y una alegría muy grande. Y con la Vuelta en el bolsillo habrá que centrarse de verdad en el Tour de Francia, que aún me quedan un par de años para estar ahí del todo. Tengo 25 años, casi 26, y dentro de dos creo que estaré en plena madurez ciclista y de saber estar en carrera.

P. ¿Ya sabe ser líder en el equipo? ¿Ya sabe dar órdenes?

R. El año pasado me llegó muy pronto el liderato, y no estoy acostumbrado a decirle a un compañero lo que tiene que hacer, me siento uno más de ellos y a veces soy el primero que me pongo a tirar. Pero en este caso en la Vuelta no hay ni que mandarlos, son un equipazo que sabe lo que tiene que hacer y lo hace fenomenalmente. Pero, de todas maneras, ya me siento más líder, el líder. Un compañero como todos, pero diferente.

P. El asalto al Tour futuro lo planea hacer con el mismo entorno, con la gente del Kelme.

R. No me he parado a pensarlo, pero supongo que sí. Hay un grupo, con los que más he estado, con Guti, Tauler, Botero, Vicioso, aunque se marcha, un grupo que somos como una familia.

P. Un grupo en el que también tendrá que estar el médico, Eufemiano Fuentes, ¿no?

R. Con Eufemiano siempre me he llevado bien y confío mucho en él. Se ha portado bien conmigo, hay muy buena relación y, a pesar de todo lo que ha pasado, lo de Casero y eso, sigo confiando en Eufemiano. Me lleva los entrenamientos y todo, aunque está menos con el equipo, se mueve menos de Canarias. Pero hablo todos los días con él por teléfono y me da, sobre todo, una gran ayuda psicológica. Te cambia todo. Ayuda mucho, aunque sólo sea de la cabeza. Da gusto, da gusto...

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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