La madurez de un rebelde
En su cuarto año en Málaga, Musampa ha pasado del ostracismo a ser una pieza clave de Peiró
Los tres goles que Kizito, Kiki, Musampa (1977, Kinshasha, República Democrática del Congo) marcó en la primera jornada al Recreativo no van a suponer sorpresas en la tabla final de goleadores. Lo que sí demuestra la exhibición de este interior zurdo internacional sub-21 con Holanda es su condición de hombre indispensable en las aspiraciones del Málaga, con ilusiones europeas incluidas.
Sin embargo, a Musampa no le resultó fácil la travesía sureña. Llegó al Málaga como fichaje estrella en 1999, año del regreso a Primera. Creía que contaría con minutos, pero la realidad le golpeó con dureza. A pesar de aterrizar con 22 años, le avalaban títulos continentales y dos ligas con el Ajax de Van Gaal y, en dos años en Francia, otro campeonato con el Girondins de Burdeos. Pero no entró de lleno en los planes de Joaquín Peiró hasta la temporada pasada, en la que, tras la venta de la línea de creación malaguista, encontró más oportunidades de las que tuvo en sus dos primeras temporadas.
¿Los motivos de esta tardía explosión? 'Comprendí que tenía que adaptarme a una cultura diferente y que debía aprender y saber esperar', comenta en tono pausado Musampa.
Llegó a un país diferente en el que la forma de jugar dista de la algarabía ofensiva practicada en Holanda, donde se formó como futbolista y donde se preconiza la rebeldía contra el marcador a cero. 'En España se juega para el resultado. Supe que aquí no todo es ir al ataque como pollo sin cabeza', explica en un correcto español que añadir al holandés, francés, inglés y algún idioma más que domina.
Aquí le esperaba un grupo rígido dirigido por Peiró, amigo del orden y defensor del bloque por encima del individuo. Así que para Kiki, todavía un chaval, no fue sencillo entrar en un equipo con una inercia arraigada en Segunda.
Los dos años que pasó en el banquillo blanquiazul le convirtieron en un hombre decepcionado y sin motivación que estuvo a punto de salir del equipo. La dureza de la situación no le pudo y optó por la paciencia y la adaptación hasta encontrar lo que para él era clave: la confianza. La obtuvo y se ganó el puesto. Musampa considera que estos años le han servido para crecer como futbolista y persona: 'Y eso se nota en el campo', matiza.
En comparación con Holanda, las exigencias del fútbol español, en lo físico y en lo práctico, han propiciado el compromiso de Musampa con el sacrificio. Ahora atiende a unas exigencias y tareas que antes desconocía. Ahora, a los 25 años, es posible ver a un Musampa más completo, capaz de deshacerse de rivales con golpes de cintura hasta marcar un gol o voluntarioso hasta perder el aliento en busca de un balón perdido.
Algunos compañeros definen a Musampa como alguien introvertido, poco común y que, a pesar de parecer distante y de una fuerte personalidad que le viste con cierto aire inexpugnable, es buen amigo de los suyos. La salida del túnel y su estado actual le hacen alguien más afable en las distancias cortas, aunque algo pudoroso para ofrecer un avance del disco que prepara con unos amigos en casa. Estilos como el Funky, Hip Hop, Garage o House viven junto a Kiki.
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