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Reportaje:BREVES | VUELTA 2002 | Sexta etapa

España descubre su Mont Ventoux

Sorprendidos por la dureza de La Pandera, la mayoría del pelotón usó desarrrollos equivocados

Carlos Arribas

En ciclismo, como se vio ayer, todavía funciona eso de cuánto más fuerte más hombre. O traducido: cuanto más desarrollo, más narices. Qué error.

Mikel Zarrabeitia, el fugaz líder, enfila, sudoroso, cabeza hundida, hacia el párking, hacia los coches. Ha sufrido subiendo, ha perdido más de dos minutos en apenas siete kilómetros. ¿Qué ha sido más duro, el puerto o el calor? 'Ni una cosa ni la otra, sino el desarrollo', responde el vizcaíno, que llevaba un 23 'y el puerto exigía un 25'.

Entre un piñón de 23 dientes y uno de 25 hay una diferencia en teoría mínima, 28 centímetros por pedalada, apenas nada, al parecer, pero para un ciclista que quiere ascender un puerto desolador, repechos del 15% o el 16% en un paisaje descarnado, para un corredor al máximo de su esfuerzo, la diferencia entre un 23 o un 25 es la que hay entre subir ahogado, sin aire, o contar con un momento de respiro. Cuesta menos pedalear, aunque haya que dar más pedaladas para recorrer la misma distancia.

La vieja teoría, la que no atiende a las enseñanzas aportadas por Lance Armstrong, el profeta de la ligereza, la teoría de la fuerza bruta, dice que es malo ir ligero de desarrollo, porque las pulsaciones suben enseguida, sin pensar quizás que en momentos de esfuerzo máximo, como es el que reclamaba ayer la extraordinaria ascensión hasta los 1.840 metros de La Pandera, el corazón siempre va tan deprisa como puede. Manolo Saiz, que no ha leído a Armstrong, y su segundo, Marino Lejarreta, ascendieron el miércoles por la noche La Pandera, a apenas 20 kilómetros de Jaén capital. Bajaron y dijeron a los ciclistas que subirían con el 23. Y dicen que cuando Zarrabeitia le dijo a su director que él quería un 25, Saiz le dijo, más o menos, que adónde iba con un 25, que era un ciclista profesional, y no un cicloturista.

Así que Zarrabeitia subió con un 23 y se atragantó. También Óscar Sevilla, el nuevo líder, subió con un 23. 'Y me equivoqué, tenía que haber subido con el 25', dijo el manchego. Heras, discípulo del ligero Armstrong, utilizó un 25.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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