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LA NOTICIA EN LA RED

El negocio de los ángeles digitales crece a la sombra del miedo ciudadano

Una familia británica ha decidido implantar en su hija un chip que permite tenerla localizada ante un eventual secuestro del menor. Una compañía norteamericana ha vendido a tres países suramericanos su tecnología

Tomàs Delclós

La localización de perros perdidos o coches robados por sistemas electrónicos ya tiene una importante industria detrás. Las compañías telefónicas empiezan a pensar que su sistema de cobertura para móviles puede servir para un mercado incipiente: la localización voluntaria de personas o comercios. Y las compañías dedicadas a la industria de los ángeles digitales crecen a la sombra del miedo que genera la inseguridad ciudadana.

La compañía norteamericana Applied Digital Solutions vendió este año a tres países suramericanos su tecnología para identificar y localizar personas. Total, 300.000 dólares.

La industria del secuestro en estos países ha alimentado el negocio de la seguridad digital. Applied tiene en su catálogo, un chip (Verichip) que, injertado en la piel, cuando se pasa un escáner lo excita y suministra los datos que lleva inscritos. Esta técnica, no exclusiva de este suministrador, está muy extendida para la identificación de animales domésticos e incluso su implantación en perros es obligatoria en algunas zonas. Su aplicación a seres humanos presenta más problemas -legales y éticos sobre la privacidad- de ahí que la familia Jacobs, de Florida (Estados Unidos) fuera noticia internacional el pasado mes de febrero cuando decidieron implantarse este tipo de chips con sus datos médicos. De esta manera, cualquier hospital podría consultar su historial si llegaban a urgencias incapaces de suministrarlos.

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En Suramérica, estaba previsto usarlo entre los miembros de las organizaciones asistenciales para obtener fácilmente sus datos sanitarios en casos de emergencia.

La tecnología de los ángeles digitales es más compleja y está pensada para localizar a una persona. El sujeto lleva un brazalete o reloj emisor que envía la señal si cruza una determinada área, previamente marcada, si permanece caído en tierra más de un minuto, si cambia significativamente la temperatura corporal o si el propio sujeto lo activa. La central de la compañía recibe la alarma y reenvía al suscriptor del servicio un mapa con el punto donde se ha detectado la alarma. En EstaodsUnidos, el aparato cuesta unos 400 dólares y el servicio de alerta factura unos 30 dólares mensuales. Este sistema se usa no sólo para tener localizado un familiar sino que se ha aplicado a condenados para vigilar el cumplimiento de arrestos domiciliarios o de las restricciones de la libertad condicional.

El último episodio de aplicación de esta tecnología en los seres humanos se ha vivido la semana pasada en Gran Bretaña. La familia Duval planea injertar un chip a su hija de 11 ños Danielle para tenerla localizada en todo momento.

El reciente rapto y asesinato de las niñas Jessica y Holly les decidió a dar este paso de la mano de Kevin WarwIck, un polémico profesor de cibernética apodado Capitán Cyborg por sus críticos. Un grupo de ellos ha llegado a abrir un sitio en Internet para parodiar sus experimentos. Warwick ha instalado chips en su propio cuerpo. Ahora proyecta injertarse una pareja de chips con su esposa 'para compartir emociones'.

La noticia de la familia Duval ha desatado las alarmas entre pedagogos y sociólogos porque puede crear un síndorme brutal en la niña al sentirse perpetuamente vigilada y por lo que puede suponer de dejación de los padres en la tutela personal. En Internet hay muchas páginas sobre el problema del rapto infantil -la gallega Nais, por ejemplo, centrada en los secuestros parentales- e infinidad de páginas con consejos a los padres para prevenir raptos de sus hijos que, según los pedagogos, todos son preferibles a la implantación de un ángel digital.

Entre los consejos que se dan figura el no vestirlos con camisetas que lleven su nombre, ya que eso facilita el trato familiar del posible raptor, conocer siempre y al detalle el vestido que lleva, aconsejarle caminar por la parte de la acera más alejada de los coches...

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