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Crónica:SALAMANCA | LA LIDIA
Crónica
Texto informativo con interpretación

¡Vaya rollazo de tarde!

Lo dicho: ¡vaya rollazo de tarde! Los toros, unas birrias y los toreros, de una vulgaridad que tira de espaldas. Lo mejor, que fueron breves, sobre todo José Tomás, que abandonó la plaza entre almohadillas y piropos diversos, entre los que ninguno le llamaba guapo. El somnoliento torero de Galapagar cortó por lo sano en sus dos faenas (con despego, con el pico, sin alma), se fue a por la espada y que le den morcilla a todo. Se discutía en los tendidos si en un tiempo se le consideró poco más o menos el inventor del toreo y, aunque algunos aseguraban que sí, otros lo negaban con ardorosos argumentos. La cosa quedó en una duda tremenda que seguramente nos quitará el sueño.

Finito fue una sombra que dejó media verónica y algún muletazo suelto. Demasiado poco como es fácil deducir. También toreró 'pa fuera', es decir, al revés de como se tiene que torear, con lo cual el panorama no cabe duda que era más interesante por momentos. Se juntaron el hambre con las ganas de comer. Por un lado los toros, que sustituyeron a los rechazados del Capea, y por otro los 'artistas', que aburrieron a las ovejas.

El Juli corrió todo lo que quiso entre pase y pase, de uno en uno, como comprenderán. Banderilleó a los dos y hubo un par por dentro, en su segundo, en el que sí hubo clara exposición. Por lo demás, nada. Vulgaridad a mansalva.

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