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Entrevista:BÁRBARA LOYER | Profesora de la Universidad de París

'El sistema no funciona si alguien teme concurrir a unas elecciones'

Bárbara Loyer (París, 1961), profesora titular de la Universidad de París, asegura que sus reflexiones persiguen 'plantear dudas'. Licenciada en Geografía e Historia, se doctoró con una tesis sobre Geopolítica del País Vasco. Naciones y nacionalismos en España. Acaba de participar en los cursos de verano de la UPNA.

Pregunta. Afirma que el vínculo entre lengua regional y territorio no es algo evidente, sino complejo y que el bilingüismo generalizado en Europa es muy difícil de lograr, salvo la realidad de Finlandia y, quizá, Cataluña.

Respuesta. Así es. El hecho de defender un idioma u otro no es bueno o malo en sí. El bilingüismo depende de factores complejos. En Europa hay realmente muy pocos países bilingües. Suiza no lo es. Bélgica tampoco. El bilingüismo es una apuesta complicada, porque no se trata sólo de aumentar el número de hablantes, sino de organizar una relación entre quienes quieren hablar los dos idiomas y quienes quieren hablar uno solo y, en todo caso, aprender otras lenguas.

'Los nacionalistas vascos acaban teniendo la misma ideología que los españoles o franceses'

P. ¿Cómo influye la política en esa realidad?

R. Cuando en un territorio hay ya un idioma dominante, el tema no es lingüístico, sino realmente político, en el buen sentido de la palabra. Deben evitarse las ambigüedades. Es importante que no se imponga un determinado proyecto político, el del que más grita, como el único defensor de esa lengua, con las consecuencias que conlleva.

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P. ¿Cree que los nacionalistas vascos persiguen una forma de soberanismo lingüístico?

R. Hay nacionalistas vascos que consideran un escándalo que si el español es una lengua de conocimiento obligatorio en todo el Estado español, el euskera no lo sea en el País Vasco. Eso es una apuesta de soberanismo lingüístico. La apuesta por un soberanismo territorial va en este caso acompañada de la reclamación del conocimiento obligatorio del euskera. Lo cito como un espejo, la prueba de que los nacionalistas vascos acaban teniendo la misma ideología que los nacionalistas españoles o los franceses. Y el problema es el territorio en el que está enclavado el debate, con su realidad lingüística plural y los choques que se producen.

P. Desde la perspectiva de la UE, ¿cómo ve el nivel de autogobierno logrado por los vascos?

R. Muchas veces la cuestión no estriba tanto en lo que pides, sino en el talante con que lo pides. El problema es saber si un día esa línea de demanda debe pararse o no. En el fondo, lo que pides es lo de menos. Lo importante es saber si será lo último que pidas o si seguirás reclamando más cosas. Aquí se tiene tanto poder o más que en los estados federados de Alemania. Es casi una federación asimétrica. No es una cuestión de cantidad de poder, sino del juicio de valor que se le da al poder que uno tiene. Si parece poco, entonces es poco. Si parece mucho, entonces es mucho poder.

P. ¿Tiene sentido la demanda de una Europa de las regiones cuando la UE debe aún reforzar el poder de sus instituciones?

R. Estamos ante un doble proceso abierto. Lo importante es tener tiempo para asumir las situaciones cambiantes, sean de reforzamiento de las instituciones europeas o de los poderes regionales. El debate en Francia acaba de empezar. ¿Descentralización hacia el regionalismo es más democracia o menos democracia? Algunos piensan que es menos democracia porque vuelve un tipo de feudalismo, un control más férreo de las élites regionales sobre la población más próxima. La lejanía del poder otorga más libertad. La proximidad en sí no significa necesariamente más libertad. Puede serlo, pero hay que discutirlo sin prejuicios.

P. ¿Qué opina de la ilegalización de Batasuna como instrumento de la lucha contra ETA?

R. Mi corazón me dice que Batasuna se lo ha buscado, que no se puede vivir en una sociedad en la que se insulta y amenaza de muerte y se acosa impunemente a las personas. El sistema no funciona. Si las personas tienen miedo a presentarse a unas elecciones, el sistema no funciona y tiene que funcionar. Pero también pienso que el resultado de esa decisión política está por ver, porque aunque el corazón te diga que es una decisión buena, si has escogido mal el momento, pierdes la jugada.

P. ¿Cómo se vive el proceso de ilegalización en París y, por extensión, en Europa?

R. Con lejanía, con desconocimiento real de lo que pasa.

P. ¿Qué camino conduciría antes a la paz: el diálogo o la lucha policial?

R. Hay momentos en que los conceptos son un obstáculo porque los utilizan abusivamente todas las partes enfrentadas y ya no sirven para pensar. Sirven para expresar contenidos tan preestablecidos que ya no permiten seguir pensando. Renovemos la libertad de pensamiento. Las palabras diálogo o solución policial no admiten más contenidos. Hay que buscar otros conceptos.

P. ¿Serviría el de autodeterminación?

R. El concepto de autodeterminación está evolucionando jurídicamente. Pertenecía al ámbito internacional, a la descolonización. Ahora se utiliza dentro de los estados. Se renueva su contenido sobre una realidad cambiante, que significa cosas diversas según quién lo emplee. Tiene aspectos emocionales, que llenan el término, y elementos jurídicos sobre los que algunos expertos abren espacios aún vacíos, pero la palabra misma es ya un obstáculo a la comunicación.

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