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Reportaje:

La penúltima excusa

La lucha por la confección de la lista municipal reabre las diferencias internas en el PSOE de Sevilla

La caja de los truenos de los conflictos internos en el PSOE de Sevilla ha vuelto a abrirse. Cuando todo parecía calmado una vez que a finales de mayo la ejecutiva provincial confirmó al alcalde de la ciudad, Alfredo Sánchez Monteseirín, como candidato para las municipales del 2003, el pulso entre sus mismos concejales por garantizarse un buen puesto en la lista al Ayuntamiento se ha iniciado con seis meses de antelación a la decisión del partido y ha reabierto las heridas que parecieron cerradas durante el verano.

En la ejecutiva provincial se diagnostica un mal clima interno en el grupo municipal latente casi desde que se inició el mandato, en junio de 1999. Ese mal ambiente ha saltado a la prensa y, a través de ella, a la opinión pública en numerosas ocasiones en estos tres años. Primero fue la crisis por la propuesta de usos del Hogar de San Fernando, en la que las diferencias entre Carmelo Gómez, vicesecretario provincial y portavoz adjunto en el grupo municipal, y Emilio Carrillo, el entonces portavoz socialista, quedaron de manifiesto tras el pleno del 29 de marzo de 2001. Luego, Gómez consiguió en julio que la ejecutiva forzase a Monteseirín a retirar a Carrillo de la portavocía. Pero en lugar de otorgárselo al joven concejal, el puesto recayó en Evangelina Naranjo como vía intermedia. Durante la primavera de este año, fluyeron los rumores de que Gómez, distanciado del alcalde desde aquellos encontronazos, movía Roma con Santiago en las agrupaciones locales para promover unas primarias que evitaran que Monteseirín repitiera como candidato.

Fuentes de la dirección tienen claras las causas de ese mal ambiente interno. Por un lado, se achaca al alcalde cierta falta de dedicación para poner orden entre sus concejales y coordinar el trabajo de los mismos. Por el otro, existe la idea de que la tarea de Gómez como representante de la ejecutiva en el grupo municipal ha ido demasiado lejos y que lleva varios meses trabajando en nombre de ésta pero sin el respaldo de la misma. La frustrada operación de las primarias fue el detonante que empezó a abrir una brecha entre Gómez y la dirección.

El secretario provincial, Luis Navarrete, pretendió poner fin a esos conflictos con una reunión de secretarios de las agrupaciones, celebrada a principios de este verano, y en la que recriminó a Gómez, líder de la agrupación Macarena, algunos de sus comportamientos. La ejecutiva se mostró en aquel encuentro especialmente indignada con la práctica que achaca a su vicesecretario de filtraciones a la prensa, y le culpó también de trabajar por su cuenta, pero arrogándose la representación de la dirección, y de azuzar a los sectores críticos contra el alcalde y por la convocatoria de primarias.

Gómez salió de aquel encuentro decidido a reforzar sus apoyos entre las bases del partido y dispuesto a volver a dar la batalla a la vuelta de las vacaciones. La excusa en el inicio del curso se la ha dado uno de sus íntimos enemigos en el Ayuntamiento de Sevilla, el también concejal, de Tráfico y Turismo, Blas Ballesteros.

En una reunión, que los presentes califican de informal, ocho concejales socialistas, con Gómez a la cabeza, coincidieron el pasado lunes en sus críticas a Ballesteros, al que culpan de unas filtraciones a la prensa la semana anterior sobre la voluntad del alcalde de hacer cambios en su equipo de gobierno.

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El contenido y alcance de ese encuentro no tardó, igualmente, en dar el salto a los periódicos y la dimensión que alcanzó el asunto forzó a la ejecutiva a intervenir.

La dirección provincial forzó a los ocho ediles a firmar una nota en la que negaban la entidad de las críticas, que también salpicaban a Monteseirín y a la propia ejecutiva.

El rifirrafe no es más que la primera de las 20.000 maniobras, según promete un concejal, que quedan por verse en el PSOE de Sevilla antes de que en febrero se cierre la lista municipal. La ejecutiva es consciente de la presión que Gómez, desde el apoyo que tiene en las agrupaciones, va a ejercer para condicionar la configuración de esa nómina, aunque fuentes de la misma le pronostican escaso éxito. Ya empiezan a correr las primeras quinielas al respecto, que dan como fijo al vicesecretario díscolo, pero que también incluyen a sus opositores en el grupo, Carrillo y Ballesteros.

Pese al interés de la dirección por concentrar los esfuerzos en la lucha por las próximas municipales, la confección de la lista será la penúltima excusa para que los socialistas de Sevilla aireen sus diferencias internas en el Ayuntamiento.

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