Misterios del jazz
Como este año se ha quedado sin vacaciones por imperativo laboral, seguirá alimentándose de su último viaje: Miami y Nueva Orleans.
Más o menos. Tuve un mes libre y viajé a Miami a ver a tres amigos que vivían allí. Lo encontré gracioso y divertido, con esa calle 8 donde viven los cubanos. Visitamos los cayos y me bañé en Miami Beach, aunque el agua está demasiado caliente.
No me le imagino en plan vigilante de la playa...
Nooo, creo que no tengo cuerpo para eso. La cosa es que pasados unos días nos fuimos en coche a Nueva Orleans. Un viaje de dos días por carretera, a través de la América profunda.
Dispare sus primeras impresiones, sin pensar demasiado.
Creo que es una ciudad que rompe con todos los tópicos norteamericanos. Para empezar, mucha gente habla francés. La arquitectura es de un estilo mixto, muy decadente, algo lúgubre. Pistas que te indican que tiene historia. Además se come muy bien, una comida algo picante, con salsas deliciosas. Y se vive la noche a tope.
Y eso fue lo que le enganchó definitivamente.
Es que hay una marcha increíble. En cualquier local oyes tocar jazz y el tío más matao te parece maravilloso. Nunca nos acostábamos antes de las cinco de la mañana. Y luego está el misterio...
¿Qué misterio?
Esa sensación de ir por las calles y descubrir cosas, lugares, gente, sorprendentes. O escuchar un 'clap, clap', y ver que son niños con unas deportivas a las que han pegado unas chapas y están bailando claqué.
Pensé que se refería a la ruta de los cementerios.
También. Hay cementerios maravillosos donde están enterrados maestros del jazz junto a practicantes del vudú. También visité el Museo del Vudú, por cierto, que es un caserón donde se siguen practicando esos rituales, y ves muñecos con alfileres y altarcitos con hierbas misteriosas hasta en el cuarto de baño.
Qué mal rollo, ¿no?
¡Qué va! Mal rollo el que nos dio al llegar a nuestro hotel y ver que éramos los únicos huéspedes, y que las paredes estaban llenas de fotos antiguas de niños porque el edificio fue en tiempos ¡un orfanato!
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.