La génesis de los textos literarios
En el ya lejano 1947, el gran filósofo italiano Benedetto Croce publicaba en el volumen 9 de sus Quaderni della Critica un breve artículo polémico titulado 'Ilusión en torno a la génesis de las obras de arte documentada en los originales de los escritores'. Pero lo que entonces le parecía al senador napolitano una 'ilusión', se ha convertido a partir de los años setenta en un método de estudio del nacimiento y formación de los textos literarios, que muy pronto se ha transformado en una disciplina crítica autónoma: la crítica genética. Ésta tiene hoy en todas partes maestros, sedes de investigación y practicantes; pero es sin duda en Francia, más que en cualquier otro lugar, donde la 'ilusión' de Croce se ha transformado en una concreta y extensa realidad de estudio, de investigación, de edición; y esto ha sucedido especialmente por mérito de Louis Hay, fundador en 1982 del parisiense Institut des Textes et Manuscrits Modernes, que, desde 1992, da sostén a la revista Genesis.
LA LITTÉRATURE DES ÉCRIVAINS. QUESTIONS DE CRITIQUE GÉNÉTIQUE
Louis Hay Librairie José Corti París, 2002 430 páginas. 25 euros
En este abultado volumen, el crítico y filólogo francés nos explica que la crítica genética es la historia de la creación literaria e intelectual a partir de los 'manuscritos de autor', pero que su objeto específico no es ni el estudio de las formas o de las prácticas gráficas (lo que es propio de la paleografía), ni la reconstrucción crítica de un texto (objeto de la filología): la crítica genética, por medio de Hay, reivindica su estatus de disciplina histórico-literaria que indaga con métodos propios el proceso de escritura en la creación de textos literarios.
En realidad, lo que interesa a Hay no es solamente eso, sino que también le importa estudiar de una manera nueva y con nuevas perspectivas los aspectos materiales, gráficos, estructurales de los manuscritos de autor, las estrategias de espacio y escritura utilizadas en las andaduras creativas más arduas, e incluso el papel y sus filigranas, las diferentes tintas y su composición, y las modalidades técnicas de escribir.
Junto al espacio literario se alza otro espacio complementario: el de los grafismos y dibujos, y de su variable relación con la génesis del texto. 'En la página', ¿escribe Hay?, 'todo es signo; pero no todo es palabra' (página 211). De igual manera, junto a los manuscritos que se pueden definir como 'textuales', hay que considerar otros manuscritos (también éstos complementarios, en alguna medida, del proceso creativo), como los diarios, cuadernos de trabajo, libretas de notas, hechos, nos dice Hay, 'no para ser leídos, sino para ser escritos' (página 239).
No es, ciertamente, casual que el nombre de Paul Valéry, el profeta del texto inacabado, el propugnador de la obra 'abierta', sea el que más aparezca en este libro: el manuscrito inconcluso es 'la tercera dimensión de la literatura' (página. 245), y es con ésta con la que la 'edición genética', última frontera señalada por Hay en la conclusión, tendrá necesariamente que medirse. Y así es, en verdad: por este camino 'se abren inmensos horizontes' (página 369).
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