Josep Font derrocha ingenio, arte y seducción en la Pasarela Gaudí

Las primeras jornadas de la Pasarela Gaudí no han logrado colocar la moda española en el plano de competitividad internacional anunciado. Sólo los diseños de Josep Font, que presentó una de sus mejores colecciones, pusieron ingenio, arte y seducción en una muestra, más pendiente ya de los jóvenes creadores que de eternizar la gloria de sus clásicos. También presentaron sus apuestas con éxito Konrad Muhr, Ailanto y Lydia Delgado.

La moda del próximo verano promete minifaldas, calados y transparencias, o así lo decide esta pasarela, que brindó ayer un aplauso rotundo a la colección de Josep Font. El diseñador continúa prestando atención a la sobriedad del negro, pero se deja tentar por la falda supercorta acompañada por un complejo juego de tules, encajes y transparencias. Es un perfeccionista en la elaboración y un caprichoso a la hora de elegir los tejidos, y además se permite el lujo de seducir con el color. Del negro pasa al crudo, y de ahí al verde y al amarillo, con la soltura de un impresionista enamorado de la luz.

Algo que se está echando de menos en esta edición de la Pasarela Gaudí, además de público, que no se decide a asistir a los desfiles de los no consagrados, es la presencia de representantes políticos o intelectuales. Si acaso la asistencia del dirigente de Esquerra Republicana, Josep Lluís Carod Rovira, que acudió a apoyar el trabajo de Konrad Muhr. El diseñador de ropa masculina basa su trabajo en la selección de tejidos poco convencionales y la perfección de sus patrones, con los que construye sus propuestas, entre urbanas y deportivas. Especialista en la mezcla, tanto de tejidos como de estilos, presenta trajes futuristas, con forro fosforito, con camisas elaboradas con la técnica patchwork, tejanos cortados a tijeretazos y pareos para hombres sin reparos. Y, para un buen desfile, un excelente cierre: la imagen provocadora de una falda de novia con cola de tul azul y pinzados sobre tul blanco, sobre un torso femenino desnudo.

Los jóvenes diseñadores catalanes que firman como Ailanto rescatan lo mejor de las pasarelas de la década de 1970, homenajeando al modista francés André Courrèges, aventajado discípulo de Balenciaga, para plasmar según su personalidad con trajes simples de corte, juegos de volúmenes, estampaciones geométricas y siluetas favorecedoras, ofreciendo una visión renovada de aquella elegancia de los mejores años de la costura.

Otra firma catalana, rescatada de la pasarela madrileña, Esteve/Sita Mur, consigue imprimir carácter de modernidad sobre el punto, combinado con otros materiales, lino y tules, principalmente. La diseñadora ofrece dos visiones de una misma realidad: una romántica, inspirada en el empolvado mundo de las bailarinas, y otra mucho más convencional y comercial. Las propuestas más sofisticadas fueron salvadas por la versatilidad de las modelos Eugenia Silva y Nieves Álvarez, poco habituales en esta pasarela.

Lydia Delgado celebró su 10º aniversario en la pasarela de la mano de su musa, Bimba Bosé. Delgado, que es reincidente en sus fórmulas, destaca por la ingenuidad de su estilo, de siluetas ajustadas, faldas al vuelo, tops cortos y rebecas de gasa, pero en esta ocasión va más allá y apura la medida de los shorts y confecciona pantalones con gasas de colores estridentes, aunque el negro sigue siendo su referente. Sobre ellos, adornos y flecos inspirados en los felices veinte.