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Reportaje:

Los retratos de Ignacio Aldecoa

Una pintora californiana presenta en Vitoria sus recreaciones sobre un relato del escritor alavés

Verónica Werckmeister ha acudido hasta la obra de Ignacio Aldecoa (Vitoria, 1925-Madrid, 1969) para ofrecer un recorrido pictórico por esos personajes anónimos de la historia que tanto gustó de retratar en sus cuentos el escritor alavés. El resultado de la mirada de la pintora californiana a la narración La urraca cruza la carretera se presenta hasta el próximo 2 de octubre en la sala de exposiciones de la Casa de Cultura de Vitoria.

Una exposición que casi no se podría haber ubicado en otro espacio. No en vano, este centro dependiente de la Diputación alavesa lleva el nombre del escritor que ha pasado a la historia de la literatura por su acierto en el retrato de la gente humilde.

Como lo son el hijo de Casimiro Huertas o el calderero Buenaventura Sánchez, dos de los protagonistas en los acrílicos que presenta Verónica Werckmeister a partir de ese relato que transcurre en una media hora en la que una brigadilla de trabajadores descansa a mitad de jornada. Son personajes que surgen de la imaginación de esta joven de 30 años, que desde su California natal poca relación pudo tener ni siquiera con los últimos momentos de esa posguerra en la que se sitúan las narraciones de Aldecoa.

Alguna referencia, sin embargo, sí hubo de tener quien procede por parte materna de la familia Lacarra, reconocida estirpe de historiadores y filólogos. Así lo recordó ayer Pedro Sancristóval, diputado de Cultura, al hacer referencia a los orígenes de la pintora estadounidense. Quizás de los relatos familiares y de la lectura atenta de Aldecoa surjan estos semblantes adustos, curtidos por el sol de las carreteras y los campos de Castilla.

El acierto lo reconoce la propia viuda del autor, en el prólogo al pequeño catálogo de la muestra: 'La fuerza de estas cabezas, la nobleza de los rasgos, la expresión triste y fatigada de unos, la seriedad de otros, la dignidad de todos, refleja perfectamente ese sentimiento de Ignacio, de amor a los seres desvalidos, humillados y vencidos que le rodean', comenta Josefina R. Aldecoa.

Esta virtud es la que ha atraído a Verónica Werckmeister hacia la literatura de uno de los miembros emblemáticos de la Generación de los 50 con Rafael Sánchez Ferlosio, Carmen Martín Gaite o Juan Benet.

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'Hoy para mí es crucial la idea de retratar sin propaganda las circunstancias en las que se encuentran las personas más desconocidas de nuestra sociedad', comenta la pintora. En la muestra recoge una serie de pequeños retratos de los protagonistas de La urraca cruza la carretera en los que se remarcan los rasgos del señor Antonio o Justo Sánchez y el resto de los protagonistas.

Esos pequeños cuadros se acompañan de acrílicos de gran formato en los que se recrean escenas de ese momento de descanso, en lo que es una reivindicación del ciudadano anónimo.

Esta activista pictórica ha participado en la realización de murales reivindicativos en distintas ciudades de EE UU, como Los Ángeles, Chicago, Filadelfia o San José. Desde su activismo militante, la hoy en día residente en Vitoria, critica que 'el culto a la celebridad, el incansable bombardeo de información de los medios y el aislamiento socioeconómico reemplazan el conocimiento directo de los que nos rodean y de nosotros mismos'.

Ignacio Aldecoa es el enlace ideal para quien bebe en su creación pictórica del muralismo y el realismo social. Verónica Werckmeister lo confirma: 'El autor nos acerca al misterio de sus personajes, sin alardes, exhibiendo almas buenas, malas o simplemente rotas. El realismo que fue tan de su época tiene su papel en la nuestra'.

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