In memoriam: Gabi
En el corazón de Sierra Segura, que ella bien conocía, apenas iniciado este extraño mes de agosto, nos llega la triste noticia de la muerte de Gabriela Sánchez. La dignidad y entereza con que Gabi sobrellevaba desde hacía años una cruel enfermedad, mantenían en sus amistades la ciega esperanza de que su débil naturaleza era por ahora indestructible, como el junco frente al viento.
Sencillamente, con perseverancia diaria, con el entusiasmo de aquellas personas que si se lo proponen cogen con las manos las estrellas, la vida de Gabi fue durante décadas un largo río, un extenso mar, un inmenso océano de solidaridad.
Allí estaba siempre Gabi, donde quiera que hubiese una mujer que sufría, en la mesa, foro, iniciativa, programa, proyecto, entidad o institución que promoviese actuaciones de progreso y bienestar para las mujeres, uniendo voluntades, superando sectarismos, sembrando cordialmente sensatez y eficacia. En la primera casa de acogida de Sevilla para mujeres maltratadas, desde el primero hasta el último programa municipal de la mujer, fundando asociaciones para la defensa de los derechos de la mujer, impulsando asistencia social para las prostitutas de la calle, con las 'mujeres de negro' de Serbia, con las saharauis en el inhóspito desierto, con las cubanas de allí y aquí, en el trabajo de base, en los distritos municipales, con las mujeres olvidadas de la cárcel, colaborando lealmente desde sus inicios con el Instituto Andaluz de la Mujer, participando de forma decisiva en la creación y puesta en marcha de la Concejalía de la Mujer en el Ayuntamiento de Sevilla,... siempre estaba Gabi.
Entrañable amiga para sus amigos y amigas, socialista ejemplar para sus compañeras y compañeros, solidaria para todos. ¡Qué dura será su ausencia!
El compromiso social de Gabi, constante y sin discriminaciones, es un limpio espejo en el que debemos mirarnos todos para corregir nuestras mezquindades y cansancio, pero sobre todo sería bueno que se mirasen aquellas militantes de partido que, abandonando el humilde trabajo de base, pasan año tras año de cargo en cargo, entre prebendas y nóminas, gestionando hábilmente con algunos varones la cuota femenina que otras, como Gabi, justamente y por derecho han conquistado.
Queda, quedará para quienes la conocieron, la memoria clara de su vida, su trabajo ejemplar, el testimonio de una generosidad humana sin límites, su cálido aliento ante el desánimo, y para sus amigos y amigas, además, el compromiso personal de contribuir al futuro de sus hijos, mayores de edad, pero en orfandad irreversible.
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