Laura Mañá lleva al cine la obra 'Palabras encadenadas'
Laura Mañá (Barcelona, 1968) afirma que sus películas favoritas son las de 'amor, aunque me da vergüenza reconocerlo'. El amor estuvo presente en su primer largometraje como directora, Sexo por compasión, y una historia de amor muy distinta -'ésta con pasión', bromea Mañá-, sirve de arranque a su nueva aventura detrás de la cámara, Palabras encadenadas, un thriller psicológico basado en la obra teatral homónima de Jordi Galcerán que interpretan Darío Grandinetti y Goya Toledo y que está rodando en Barcelona. Mañá propone al espectador divertirse ahora con un juego claustrofóbico en el que debe desenmascarar 'al ángel y al demonio', una 'aventura' que nada tiene que ver con su Sexo por compasión y en la que 'arriesga hasta el final'.
Laura Mañá mide sus palabras a la hora de hablar sobre el argumento de Palabras encadenadas, no quiere dar pistas que ayuden a averiguar quién es el malo de la película, si es que realmente lo hay. El filme arranca con un secuestro. Laura (Goya Toledo), una psiquiatra, contempla atada a una silla un vídeo en el que su secuestrador confiesa ser un asesino en serie. Un mes más tarde, una pareja de policías (Fernando Guillén y Eric Bonicatto) interroga a Ramón (Grandinetti) por la desaparición de su ex mujer, Laura. 'Éste es un juego sobre qué es verdad y qué es mentira, sobre quién es la víctima y quién el verdugo', dice la realizadora, que, aunque no vio la versión teatral de Palabras encadenadas, sí se enganchó al texto desde que realizó la primera lectura. Ella misma se encargó de la adaptación cinematográfica junto a Fernando de Felipe. Uno de los cambios es la introducción de los dos inspectores de policía, 'personajes que permiten refrescar el ritmo claustrofóbico de la obra, jugar con el tiempo y aportar un lenguaje cinematográfico muy rico', dice.
'Morir en San Hilario [la película que preparaba Mañá] tendrá que esperar al año 2003. Filmax, productora del largometraje, me propuso Palabras encadenadas, un bombón difícil de rechazar', afirma. 'El cine funciona cuando se tiene una buena historia, buenos actores y se mantiene el ritmo de la trama. Y creo que tenemos los tres ingredientes', dice.
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