"Hazme este favor, Florentino"
El presidente del Barcelona, Joan Gaspart, pidió al del Madrid que no fichara a Rivaldo justamente un mes antes de torpedear el acuerdo con Ronaldo
Un día después de las frenéticas negociaciones que desembocaron en el fichaje de Ronaldo, Florentino Pérez, el presidente del Madrid, evitaba cualquier dramatismo para referirse a las relaciones con el Barcelona. 'Bien, están bien, como siempre', decía casi a la misma hora en que aterrizaba el crack. Es probable que el baile de máscaras, algo habitual en la puesta en escena de los dirigentes de ambos clubes, exija estas declaraciones, muy propias, por otra parte, de un hombre como Pérez, de quien se dice que esconde un puño de hierro en un guante de seda. No le ha ido mal con esta política. Él lo viste de otra forma. 'Soy un pecho frío', suele confesar. Sin embargo, horas antes había a su alrededor una mezcla de indignación y perplejidad por la actitud de Joan Gaspart.
'A trabajar', ordenó Pérez; 'digan a Moretti que tenemos 15 minutos para firmar el contrato'
En el trámite final de la negociación, Massimo Moretti, consejero delegado del Inter, pidió un receso en su conversación telefónica con Florentino Pérez y Jorge Valdano. 'Necesito un poco de agua y 15 minutos de descanso', dijo con voz agitada. El Barça acababa de comunicar la ruptura de las negociaciones con Morientes y el ambiente era tenso en Milán, donde se escucharon gruesos insultos contra los dirigentes azulgrana. El traspaso de Ronaldo pasaba por un momento crítico. Durante todo el día Pérez había avisado al club italiano de las intenciones del Barça. 'Van a torpedear el trato', les decía. Algunas personas también le recordaban cierta conversación, unas palabras de Gaspart en julio.
'Florentino, hazlo por mí. No le fiches. Te deberé este favor'. Gaspart sabía por esas fechas que los representantes de Rivaldo apretaban al Madrid para que le fichara. En el club madrileño se escuchaban numerosas voces favorables al acuerdo con Rivaldo, que se ofrecía por menos dinero del que ganaba en el Barça. Era una operación perfecta: un gran jugador y un emblema del Barça. Y sin pagar un euro. Florentino Pérez se negó. Sabía de las consecuencias del fichaje de Figo, la operación que le hizo presidente y que alimentó el inflamado rencor del barcelonismo. Dos años dedicados a establecer puentes de diálogo con el Barça no merecían el fichaje de Rivaldo ni de ningún otro azulgrana. Era tajante en este aspecto. Lo había declarado en los últimos meses y había tenido una respuesta similar en Gaspart, aunque de fondo se escuchaba la música de su prometida venganza por el caso Figo.
Los últimos meses habían sido pródigos en gestos amistosos, algunos muy significativos, como la presencia del presidente del Madrid en el funeral por Kubala, en el que escuchó elogios a su gestión. Más atemperado que en su primer año al frente del Barça, Gaspart parecía interesado en despegarse de su fama tremendista: palabras de concordia, perfil deliberadamente bajo, imagen institucional. Pero en julio revoloteaba el asunto de Rivaldo y la tensión era evidente en el club azulgrana. ¿Podían fiarse de Florentino Pérez o se avecinaba otro doloroso conflicto? ¿Hurgaría el Madrid en la herida de Rivaldo en un caso que dividía a la afición? 'Hazlo por mí, Florentino. No le fiches'. Esas palabras encontraron una contestación amistosa: 'No te preocupes. No haremos nada'.
En las horas más fragorosas de la negociación hubo gente que no olvidó ese episodio ni un encuentro más cercano, el que mantuvieron el viernes los dos en Montecarlo. Gaspart deseó suerte a Pérez y luego insistió en su voluntad de fichar a Morientes, la clave para el traspaso de Ronaldo al Madrid. El interés por Morientes parecía tan genuino que se daba por descontado un traspaso directo del Madrid al Barça de fracasar el acuerdo con el Inter. 'Es hora de terminar con los complejos', comentaba un alto ejecutivo del Madrid horas antes de la negociación definitiva.
Florentino Pérez pensaba otra cosa. Comentó a sus principales consejeros que el Barcelona sólo quería maniobras de distracción. 'Han preparado todo para sabotear el acuerdo', les dijo. Si había una oportunidad para tomarse la revancha por el caso Figo ésta resultaba perfecta. Pérez comentó sus preocupaciones al Inter: 'Preparad un plan alternativo porque el único interés del Barça es torpedear las negociaciones'. No, le contestaron los interistas, que ya había fichado a Hernán Crespo, delantero del Lazio. La negociación estaba lanzada y no había vuelta atrás. Ronaldo, al Madrid; Crespo, al Inter; Morientes, al Barça. Los dirigentes del club italiano consideraban imposible una ruptura del Barcelona con Morientes. Sería una bofetada para el Inter y el Lazio. No, eso no ocurre entre los notables del fútbol europeo.
Pero ocurrió. A las 21.00, Xavier Pérez Fargell, director general del Barcelona, informó de la ruptura de sus conversaciones con Morientes. Temblaron las paredes en Milán, se derrumbó Ronaldo, sacó una sucinta y desdeñosa nota el Barça, se incorporó Florentino Pérez. 'A trabajar', ordenó; 'digan a Moretti que tenemos 15 minutos para firmar el contrato'.
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