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Entrevista:GEMMA NIERGA | Directora de 'La ventana'

'De momento, sólo puedo ir a 80 por hora'

Lleva siete meses en silencio. Todo un sacrificio para una mujer como Gemma Nierga (Girona, 1965), que es la locuacidad personificada y que, encima, vive de su voz. La penitencia, motivada por un quiste en una cuerda vocal del que fue intervenida en febrero, está a punto de acabar. El día 9 de septiembre la periodista volverá a ponerse ante su añorado micrófono de La ventana, la revista de tarde de la SER que pilota desde 1997.

Pregunta. ¿Está recuperada?

Respuesta. Bueno, mi médico dice que lo estaré dentro de unos días. Por eso, La ventana no regresa mañana a la antena de la SER como el resto de los programas, sino que lo hará el otro lunes.

P. ¿Con qué ánimo afronta la vuelta al locutorio?

R. Con cierto miedo. He llegado a soñar que estoy en medio del programa y me quedo sin voz. Después de siete meses callada, me siento como un futbolista que ha estado mucho tiempo lesionado y que tiene que jugar el primer partido de Liga. Pero, por otro lado, tengo unas ganas enormes de colocarme otra vez delante del micrófono y de reencontrarme con los oyentes y los colaboradores de La ventana. En fin, quiero cerrar definitivamente esta etapa y que todo vuelva a la normalidad.

P. ¿Cómo ha vivido el silencio impuesto una profesional de la palabra como usted?

R. No puedo decir que no me ha costado estar callada. Soy extrovertida y siempre me ha gustado hablar. Pero en estos meses he intentado aprender del silencio, y, tanto en mi vida personal como en la profesional, he descubierto cosas de las que antes no era consciente del todo.

P. ¿Por ejemplo?

R. Ya sabía que mis compañeros del equipo de La ventana son magníficos, pero valoro su eficiencia todavía mucho más desde que he visto cómo es su trabajo en la sombra, cómo logran, con su buen hacer, que protagonistas de la actualidad, artistas, intelectuales..., personas muy importantes y ocupadas, nos atiendan. Luego, estoy convencida de que el silencio me ha mejorado como persona. He aprendido a escuchar y, por tanto, a comprender, y he descubierto que la vida tiene matices.

P. ¿Qué ha echado de menos?

R. Las palabras. Poderme expresar tal como soy.

P. ¿Le ha ayudado a sobrellevar el trance el interés de los oyentes?

R. Naturalmente. He recibido mensajes muy cariñosos de apoyo, recetas caseras para que recuperara la voz... Una de las cosas buenas de trabajar en un gran medio de comunicación es que la gente se preocupa por ti. Cuando vuelo a Madrid, hasta las azafatas de Iberia me piden perdón por no poder bajar más el aire acondicionado. Además, he descubierto la comunicación por e-mail, y los mensajes me han hecho mucha compañía.

P. Ha rechazado una oferta de TV-3, la cadena autonómica catalana. ¿Por qué?

R. Mi trabajo es la radio y, aunque me apetecía mucho el proyecto, ya que se trataba de un debate de ideas, ahora mismo no debo hacer excesos. No me puedo poner a correr a 180 kilómetros por hora. De momento, tengo que ir a 80.

P. Cuéntenos alguna novedad de La ventana.

R. Precisamente, una de las nuevas secciones es fruto de mi periodo de silencio, en el que he tenido mucho tiempo de reflexionar. Se titula Pensar por pensar, y será una confrontación dialéctica entre un filósofo, Manuel Cruz, y un antropólogo, Manel Delgado.

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