El Baluarte al desnudo
El futuro Auditórium-Palacio de Congresos de Pamplona se 'estrena' con un plan de visitas a la obras
Ataviados con casco de obra y esmoquin y combinando su irónico humor con una parodia musical de los sonidos que a partir del año próximo llenarán estos espacios, los miembros del grupo La Trova han sido los primeros en estrenar los escenarios del Baluarte, el auditórium y palacio de congresos de Navarra, en pleno proceso de construcción. Les ha seguido el millar largo de pamploneses que participaron en el plan de visitas a las aún desnudas, aunque ya acabadas, estructuras de hormigón.
Las empresas Obrascon, Huarte y Lain (OHL) se afanan ahora en las obras de cerramiento, decoración y equipamiento del gigantesco espacio escénico-cultural diseñado por los arquitectos navarros Francisco Javier Mangado y Alfonso Alzugaray. Su inauguración está prevista en el otoño de 2003, pero 1.050 personas no han querido esperar tanto y han pasado estos días por sus enormes dependencias, en visitas guiadas que concluyen con un espectáculo musical y de entretenimiento a cargo de La Trova y los actores Ramón Vidal y Patxi Larrea. Las entradas se agotaron.
El Baluarte, bautizado así porque integra en su sótano una formidable fortificación perteneciente a la cercana Ciudadela, aparecida durante las excavaciones, se alza, imponente, en medio de Pamplona, a escasos metros del futuro Parlamento foral y abrazando una gran plaza peatonal. Recuperando el tiempo perdido, Pamplona acorta distancias con San Sebastián, Bilbao o Santander y ultima los detalles de un centro cultural de 64.000 metros cuadrados de superficie, cuyo presupuesto ronda los ochenta millones de euros.
El edificio, en forma de ele, que será recubierto en gran parte de su superficie con placas de cuarcita oscura traída del sureste de India. Es una roca de aspecto parecido a la pizarra, cuyo color grisáceo variará, no obstante, a lo largo del día en función de la luz. Muchas de esas planchas se han colocado ya. Al final se habrán cubierto 16.000 metros cuadrados de muros y paredes, en combinación con maderas de eripe y haya para salas e interiores.
Los visitantes han descubierto que, si por fuera parece grande, el Baluarte de Mangado se agiganta por dentro con espacios descomunales. El auditorio principal, de casi 3.000 metros cuadrados de superficie, acogerá grandes espectáculos de música sinfónica, ópera, teatro y danza, así como congresos y reuniones. Tiene capacidad para 1.600 espectadores y ha sido el espacio escogido por la Sociedad Palacio de Congresos para agasajar musicalmente a sus primeros espectadores-visitantes. Un segundo auditórium con capacidad para 500 espectadores se une a dos salas de congresos y dos salas de exposiciones, la mayor de ellas, subterránea, de 2.900 metros cuadrados de superficie, en un laberinto interminable de espacios en los que no hay ni una sola columna.
El vestíbulo, las salas multiusos, la zona de restaurante-cafetería, las oficinas administrativas, los camerinos y salas de ensayo, la dirección o los grandes aparcamientos subterráneos completan los planos del Baluarte.
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