Rebullir de jóvenes valores
El penúltimo día de feria, novillada, que a la postre fue triunfal, pues salió a hombros hasta el apuntador. O sea, que el ganadero se sumó a la fiesta y cruzó la puerta grande, aupado por los costaleros del gremio, también llamados capitalistas, aunque éstos de finanzas estén tan tiesos como la mojama. Cosas del lenguaje. Ironías de la vida misma.
Hubo, pues, orejas, algo excesivas en número, embestidas a granel y bastante ilusión por parte de la terna de novilleros. La cantera funciona, hay que celebrarlo. Y luego recomendar, a esas fiestas grandes de la tierra patria, que no dejen de anunciarles en sus carteles, cuando lleguen los días mayores en que la ciudad arde en festejos. Sin cantera, raíces frescas, rebullir de jóvenes valores, en cuatro míseros días, como más o menos, el toreo sería una película sin subtítulos y repetitiva.
Cortés / Tejela, Reyes, Picazo
Novillos de Toros de Cortés, desigualmente presentados, que dieron juego, nobles y con casta; el 6º mansurrón y con genio. Matías Tejela: estocada caída y cinco descabellos (palmas); pinchazo y estocada caída (dos orejas). Reyes Ramón: estocada desprendida (oreja); estocada delantera (dos orejas). Gabriel Picazo: estocada que asoma (dos orejas); pinchazo y estocada desprendida y atravesada (oreja). Los tres novilleros salieron a hombros. Plaza de San Sebastián de los Reyes, 31 de agosto. 6ª de feria. Un tercio de entrada.
La sorpresa entre la terna ilusionada, fue el local Gabriel Picazo, que para más información debutaba con picadores. Ya que nada más abrirse de capa en el saludo a su primero adivinamos sus buenas maneras, el buen entendimiento. Un quite por gaoneras fue un cierto prodigio de temple y quietud. Con la muleta aportó sabor, empaste y buen gusto, en derechazos muy templados y naturales a cámara lenta. Se adornó con galanura, improvisando a la perfección, y así logró un farol que ligó con un pase de pecho larguísimo, de cauce infinito. Se ciñó una barbaridad en las manoletinas últimas antes de entrar a herir, para dejar una estocada defectuosa. En el sexto estuvo valiente y entregado, y se llevó una fea voltereta que no le arrugó.
Matías Tejela tiene planta y andares de matador de toros. Está puesto, según apuntan las miradas expertas. Temple y valor no le faltan. En su primero no siempre encontró la distancia apropiada, pero en su segundo acertó a tirar de un novillo encastado y a atemperarlo, en una faena más completa.
Reyes Ramón se peleó con su segundo y lo mató volcándose en la estocada. Pero en su primero realizó un trasteo cargado de temple y buen gusto que los tendidos supieron valorar y jalear con olés sentidos.
Babelia
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