'LA NOVIA DE LÁZARO', UN DRAMA DE AMORES AL LÍMITE
El director Fernando Merinero cuenta cómo vive una cubana que llega a España en busca de su amante.
El director de La novia de Lázaro, Fernando Merinero, película que se estrena en España el 6 de septiembre, narra en su nuevo trabajo cinematográfico diversas peripecias de la vida de un inmigrante cubano llamado Lázaro (Roberto Govín), de su novia Dolores (Claudia Rojas, actriz que fue premiada en el Festival de Málaga por su interpretación en el filme) y de un grupo de personajes que viven a su alrededor.
Lázaro es un cubano bien parecido que se busca la vida en Madrid. Dolores decide trasladarse de Cuba a España para vivir con él y se encuentra con que su novio está encarcelado por rapto e intento de violación a una joven. Ella, con el corazón destrozado, tratará de sobrevivir en un medio inhóspito. Su simpatía y sensualidad le harán adaptarse a la vida de Madrid e intentar encontrar un nuevo amor.
Merinero decidió que el sistema para rodar esta película debía ser con cámara al hombro y en vídeo digital. 'Eso me permitía poder hacer los planos que yo quería, y tal como los había pensado. El rodaje se prolongó durante cuatro meses', explicó. Refiriéndose a su filmografía, Fernando Merinero señaló: 'No sé si soy un buen director; más bien diría que desde el punto de vista académico, el peor director de España, lo que sí sé es que puedo contar buenas historias y tal vez sean las más interesantes'.
Fernando Merinero compareció ayer en Madrid para presentar la película con los actores Claudia Rojas, Roberto Govín, Ramón Merlo, Francisca Ródenas y Azucena de la Fuente.
Algunos de los diálogos y las escenas que protagonizan los actores no figuraban en el guión original, algo que le gustaba al director cuando se planteó realizar esta cinta. 'La sola idea de rodar una película sin un guión cerrado, improvisando los diálogos, con una trama cogida con alfileres y dejando que la acción avance a golpes de vida, en principio puede parecer un disparate, o como mínimo un despropósito, pero, de serlo, es en todo caso muy emocionante', apunta el realizador. 'Si a ello añades el hecho de rodar sin una planificación previa, sin saber adónde vas a llegar ni cómo ni con quién, se puede convertir a los ojos de cualquier ser sensato en una temeridad; en cambio a mí me parecía un riesgo, evidentemente, pero sobre todo un reto, tanto para mí como director como para los actores'.
Merinero dice que La novia de Lázaro es una 'película viva', 'algo que seguramente acariciaba o, mejor dicho, buscaba, desde hace tiempo, y donde, paradójicamente, en ese terreno inexplorado no tienes ninguna sensación de autor y las tienes toda a la vez'.
La actriz Claudia Rojas señala que aunque la película suponía un reto ha merecido la pena: 'Me gustó trabajar con Fernando Merinero, sobre todo porque te deja improvisar y acepta las propuestas que como actor le puedes llegar a plantear'.
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