_
_
_
_
Reportaje:CELTA

MÁS OFICIO QUE ESTILO

La idea es desprenderse de la imagen de perdedor y ser mucho más práctico

Poco ha durado el proyecto de cambiar el fútbol por los resultados. Cansado de merecerlo todo y conseguir nada, el Celta despachó al responsable técnico del equipo durante los últimos cuatro años, Víctor Fernández, con la idea de perder en estilo lo que demandaba en oficio. Pero las características de una plantilla refractaria a lo vulgar como la del club de Vigo han obligado al nuevo entrenador, Miguel Ángel Lotina, a renunciar a varios de sus presupuestos antes de que la temporada diese comienzo. El ex técnico de Osasuna constituye la gran novedad del club en este verano de contención económica. La otra iba a ser el sistema, pero el fútbol es terco y Lotina así lo ha entendido: habrá continuidad en los jugadores y en el dibujo. Y, como mucho, un esfuerzo por deshacerse de la tradicional imagen de equipo perdedor.

La marcha de Karpin, el gran aliado del 'zar' Mostovoi, siembra la inquietud

Llegó Lotina a Vigo con el acta de defunción del doble pivote y de los tres centrocampistas de enganche -santo y seña del equipo en los últimos seis años- para sustituirlos por un sistema con tres centrales, un único medio centro y mucho carril por las dos bandas. El 3-3-3-1 iba a ser la nueva religión, pero no ha tardado en darse cuenta el entrenador de que el Celta y su viejo dibujo son casi consustanciales, y así lo ha reconocido. La afición premió con aplausos el día de la prueba final de la pretemporada, ante el París Saint-Germain, a un equipo sin una sola cara nueva, pero con la inspiración de los últimos años intacta. Suficiente para bailar por momentos al grupo de Luis Fernández.

Pero no todo el verano resultó tan embriagador como la velada con el cuadro parisiense. Hasta esa fecha, y mientras el entrenador ponía a prueba sus revolucionarias ideas, el Celta resultó sobre todo un equipo ganador. Sin encanto, pero ganador. Le bastaron los brotes de inspiración que surgen aquí y allá para ir tumbando rivales -italianos, algún inglés y, sobre todo, portugueses: Benfica, Sporting de Lisboa, Oporto...- con la portería prácticamente intacta. Mostovoi, con un protagonismo que no cesa, resumió la pretemporada de forma gráfica: 'Somos los campeones de Portugal'.

Desde el banquillo, donde un acuerdo amistoso entre el club y Víctor Fernández rompió la apacible continuidad de los últimos años, Lotina centra sus esfuerzos en poner fin a la vertiente más cándida del Celta con resultados palmarios en las jugadas a balón parado. Ahí ha encontrado una mina el nuevo técnico, tanto en la defensa como en el ataque. En el primer caso, y al menos en las pachangas, ha detenido la hemorragia de remates absurdos y marcas inexistentes que tanto daño le han hecho a la escuadra viguesa. En la faceta ofensiva, la estrategia le ha supuesto al equipo una buena porción de los goles anotados hasta la fecha y, sobre todo, la inédita sensación de que el equipo siempre intenta algo.

Sobre el césped, mientras tanto, el grupo deberá restar antes que sumar. Algunos de los ahora fichados, como Luccin y Méndez, ya jugaron como cedidos la última temporada. Su rendimiento es, por tanto, un valor seguro y nadie duda en Vigo de la consistencia del francés ni de la contundencia y versatilidad del argentino, pero su aportación a la renovación del grupo será nula. La congelación del mercado del fútbol ha obrado algún que otro milagrillo. El surafricano McCarthy, por ejemplo, que juró cuando se fue cedido al Oporto no volver a vestir la camiseta celeste, promete ahora fidelidad eterna al club de Balaídos y un espectacular duelo con Catanha en la delantera. Regresa también otro mundialista, el ecuatoriano Kaviedes, último en la lista de espera del nueve.

Confía, por tanto, el Celta en el regreso de los cedidos y en la rehabilitación de los lesionados, algunos de importancia crucial como Berizzo o Velasco. Sólo una cara nueva se ha atisbado sobre el campo durante toda la pretemporada, la del ex valencianista Jandro. De sutil y aterciopelado fútbol, está llamado a esperar turno a la sombra de Mostovoi como el pasado curso le tocó a Boban. No parece, sin embargo, que haya llegado todavía la hora para el zar, que, a sus 34 años, conserva intacta toda la magia que supura por sus botas. Y ello, pese a perder este año a su mejor aliado dentro y fuera del campo: su compatriota Karpin se ha ido con un estruendoso portazo y sin nombrar heredero en su banda. La resta de Karpin es la que inquieta a Lotina.

LAS CARAS

JANDRO: LA GRAN PROMESA

La única cara auténticamente nueva de la pretemporada y una deliciosa sorpresa. El Valencia le dejó salir del filial consciente del peso de la competencia con Aimar. En Vigo deberá pelear por el puesto con otro gigante como Mostovoi, pero el reto no parece haberle amedrentado y figura ya el primero en lista de espera para organizar el ataque del equipo.

LUCCIN: FINO Y CONTUNDENTE

En un verano de moderación económica, el Celta ha centrado sus esfuerzos en la contratación del joven centrocampista del PSG tras un año de cesión. Su capacidad para conservar la posición en el campo, la contundencia en el corte y su aseado manejo de la pelota deslumbraron a la secretaría técnica del club vigués, que le ha contratado definitivamente.

BERIZZO: EL JEFE

Su lesión en el último tramo de la pasada temporada tuvo bastante que ver con la decepción final del equipo. El Celta echó en falta su efectividad defensiva y su capacidad para sacar ordenadamente la pelota, pero sobre todo careció de su liderazgo. La marcha de Karpin incrementará esta temporada sus responsabilidades jerárquicas en el conjunto.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_