La resurrección de Global Crossing
Global Crossing (GC) ha pasado ocho meses en el limbo, tras su sonada suspensión de pagos de enero. El pasado viernes, el consorcio asiático formado por las compañías Hutchison Whampoa (la mayor empresa de Hong Kong) y Singapore TT se hacía con un 61,5% del capital de GC por 250 millones de dólares. Poco dinero comparado con los 750 millones que estas mismas compañías ofrecieron en enero (el trato fue rechazado entonces por los acreedores de GC), y una ínfima parte de los 48.000 millones que llegó a valer la teleco en Bolsa.
Esta feroz pérdida de valor se debe a la crisis que está pasando todo el sector, pero en esta historia se mezclan, además, los escándalos corporativos (presunto fraude contable, venta privilegiada de acciones) con los fallos en las previsiones del negocio. La supuesta demanda de la red de fibra óptica que la compañía construyó nunca fue como predijeron los analistas.
La inversión de Hutchison se repartirá entre los acreedores y los bonistas de CG. Los accionistas no se llevan nada.
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