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Reportaje:CULTURA Y ESPECTACULOS

MERCE CUNNINGHAM CELEBRA EN PARÍS SUS 50 AÑOS DE DANZA

Un nuevo espectáculo del coreógrafo estadounidense, concebido para la ocasión, y la reposición de una obra con música de John Cage, le han convertido, a sus 83 años, en la gran estrella del festival 'Paris quartier d'eté'

El lugar escogido son los jardines del Palais Royal, probablemente el más hermoso marco arquitectónico que puede ofrecer París. Merce Cunningham, de 83 años, es la gran figura de la programación de danza de Paris quartier d'eté a pesar de que comparte escenario con el sueco Mats Ek, el checo Jiri Kylian, la estadounidense Elizabeth Streb, la francesa Christine Quoiraud o Niels Robitzski y Julie Dossavi, el primero, rey de la llamada break-dance, la segunda, inspirada por la tradición de las danzas africanas.

Cunningham (Washington, 1919) se reinstala en París para celebrar sus 50 años como coreógrafo. Lo hace con una obra nueva, un acontecimiento inspirado por el lugar. 'Se trata de presentar todo o parte de un espectáculo ya montado, pero organizándolo de manera aleatoria. A veces, además, añado secuencias nuevas. El orden y la duración de las secuencias, el número de bailarines y el papel que bailan, también cambian, son parámetros en manos del azar', afirma en una larga entrevista concedida al diario francés Libération. El programa se completa con la reposición de How to pass, kick, fall and run, una pieza de 1965 con música de John Cage, el compositor que más conscientemente hizo intervenir lo aleatorio en su obra. 'Pensaba aprovechar algunos fragmentos del montaje, pero al revisarlo me di cuenta de que seguía siendo divertido y lo he guardado todo'.

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El vídeo, el cine, las fotos, los dibujos y la memoria le permiten a Cunningham salvar su trabajo del olvido al que antes estaba condenado el espectáculo en vivo. Y todo ese almacén de saberes y recuerdos se incorporan al ordenador del coreógrafo. 'No ha modificado fundamentalmente mi manera de concebir la danza, pero si me ha permitido ver cosas que antes no veía', explicaba en la mencionada entrevista Merce Cunningham.

Para el próximo octubre el coreógrafo prepara también una exposición de sus dibujos, todos ellos centrados en la idea de capturar el movimiento de los animales. 'Nunca han dejado de proporcionarme ideas', afirma. Como el experimento de Muybridge con el salto de los caballos o la musculatura humana, Cunningham une su contemplación de gatos, leones o pájaros al procesamiento de su movimiento descompuesto con la ayuda de un potente programa informático. Cuando comenta las diferencias entre hombres y mujeres sus palabras constatan lo que la informática le ha confirmado: 'La bailarina es capaz de realizar en perfecta continuidad un movimiento muy lento. Al cuerpo masculino le resulta muy difícil hacerlo con la misma fluidez, sin sacudidas'.

Empeñado desde hace 50 años en explorar los límites del cuerpo en movimiento -'los del cuerpo humano son claros: tenemos dos brazos, dos piernas y una cabeza'-, Cunningham quiere ir siempre más allá en el terreno de la imaginación. 'Es nuestra otra frontera'. Y para cruzarla, para explorar territorios desconocidos, 'hay que tener el espíritu abierto, no limitarnos el campo de lo posible'. De ahí que a los 83 años siga empeñado en jugar con la infinita combinatoria de 50 años de coreografía, disfrutando de sus hallazgos o de los de los demás: 'Cuando veo otra compañía interpretando una de mis coreografías, me permite ver mi trabajo con ojos nuevos'.

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