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TURISMO

Las vacaciones espaciales cogen el testigo a los llamados deportes de aventura

La empresa norteamericana Space Adventures tiene preparado un autobús suborbital para el año 2004. Doscientos turistas ya han reservado asiento con el pago de 10.000 euros, el 10% del billete

Ofertas de verano: viaje al espacio, ida y vuelta, por 100.00 euros, 200 veces menos de lo que pagó Tito, el primer turista espacial. Aprovéchese de la oportunidad. Reserve plaza ya. Se acaban los asientos.

Richard Garriott es uno de los 200 osados que ya han hecho su reserva con Space Adventures para tener plaza en el cohete que llevará al primer grupo de turistas a dar una vuelta por el espacio exterior. 'He probado casi todo lo extremo en la Tierra, sólo me queda sentir cómo se vive en un sitio carente de gravedad'.

Garriott, de 41 años, es hijo del astronauta Owen Garriott. 'Recuerdo que mi padre se pasó dos meses en una misión y los empleados de la NASA llenaron mi casa de micrófonos para que pudiéramos estar en contacto constante con él. Cada tarde le llamaba y me ayudaba a hacer los deberes desde el espacio'.

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Garriott pagará 100.000 dólares para subirse al cohete que Space Adventures enviará con turistas. 'El vuelo suborbital se vende solo. No hemos tenido que hacer apenas publicidad. Los clientes pagan 10.000 dólares por reservar su plaza y además contribuyen a crear interés y difundir que viajar al espacio ya es una realidad', afirma Tereza Predescu, de Space Adventures. La duración del vuelo no superará las dos horas y consistirá en elevarse a 100 kilómetros de altura en su pico máximo, lo que provocará unos cinco minutos de pérdida de gravedad. Al salir de la atmósfera y elevarse por encima de la curvatura de la Tierra, los viajeros podrán ver la vasta oscuridad del espacio y el planeta azul, la Tierra, desde una perspectiva hasta ahora sólo para astronautas.

'Estar ahí arriba es una experiencia increíble, divertida, indescriptible, todo ser humano debería poder probarlo' afirma a Ciberp@ís el ex astronauta Guy Gardner, hoy consejero de Space Adventures, pionera en enviar turistas fuera de la órbita terrestre. 'Todos llevamos un explorador en el corazón y el espacio es la última frontera del ser humano'.

De momento aún estamos muy lejos de la popularización de estos viajes. 'Como mínimo tardaremos entre 20 y 40 años en asumirlos como algo común', afirma Gardner. Hasta ahora sólo dos personas lo han hecho: el millonario norteamericano Denis Tito, que inauguró en el año 2001 la odisea lúdica intergaláctica pagando 20 millones de dólares por viajar a bordo del Soyuz a la Estación Espacial Internacional, y el surafricano Mark Shuttleworth, que a sus 28 años pagó esta primavera lo mismo por estar 10 días encerrado.Por ese dinero, pocos pueden permitirse esas vacaciones; pero, según una encuesta de Zogby International, uno de cada cinco norteamericanos estaría dispuesto a pagar 100.000 dólares por 15 minutos en el espacio.

Dos veces al año la Agencia Espacial Rusa viaja a la EEI para reemplazar al Soyuz, el cohete que los habitantes de la estación han de tener allí y que ha de estar siempre en buenas condiciones para casos de emergencia. El próximo en viajar en aerotaxi será Lance Bass, del grupo pop NSYNC.

Pero hay otros viajes para darse un chute de adrenalina. La misma empresa ofrece vuelos supersónicos en aviones de combate en los límites de la atmósfera por 12.595 dólares (bolsa para vomitar incluida), viajes para probar la falta de gravedad por 5.400 dólares, expediciones a la Antártida o bucear en aguas llenas de géiseres por 21.950 dólares.

'Sentir la falta de gravedad es precioso, carajo', dice Alberto Vázquez. Su viaje gravedad cero no es el único del mexicano con Space Adventures. 'También he probado el Mig 25, un avión de combate que te lleva a 11 kilométros de altura. Rompes la barrera del sonido y llegas a ver la curvatura de la Tierra, el horizonte es negro y observas el cambio de colores, cómo del negro se pasa al blanco, al amarillo, el azul... Te sientas sobre 12 toneladas de combustible y viajas hasta el límite de la atmósfera. Dura sólo 30 minutos, pero merece la pena. Repetiré'.

Alberto contrató un paquete que incluía el viaje a Moscú, los dos vuelos comentados y un tercero, la aceleración centrífuga, que simula el despegue de un cohete. 'El dinero que invertí lo vale. Siempre he vivido fascinado con el espacio y creo que estas experiencias me han acercado un poquito más a él'. Su rápidas vacaciones le costaron unos 20.000 dólares, una cantidad no tan desorbitada.

No se admiten cancelaciones

El espacio no será mañana Torremolinos, pero no tardará tanto en convertirse en destino para ejecutivos de empresa y viajes profesionales y de millonarios de andar por casa. 'La mayoría de nuestros clientes son grupos que obtienen el viaje como incentivos de empresa, pero también individuos con curiosidad por probar nuevas sensaciones', explica Predescu, de Space Adventures. Por eso la agencia Yeti Club ha alcanzado un acuerdo con la agencia nortemaericana para ofrecer sus viajes en el mercado español. Quizá no tenga clientes para el viaje de 20 millones de dólares, pero sí para otros más baratos y con menos riesgo, como el de la asistencia al despegue de un transbordador en Cabo Cañaveral (Florida). Sale por 1.200 euros. Space Adventures no admite cancelaciones 90 días antes del inicio del viaje. En el caso del viaje suborbital, los turistas hacen una reserva con 10.000 dólares y después pagan 12.000 dólares anuales (comenzaron este invierno). Seis meses antes de que se establezca la fecha definitiva del vuelo tendrán que completar los 100.000 dólares. 'Es un sistema que también nos permite financiar el viaje: los intereses producidos con el dinero de las reservas los utilizaremos para desarrollar el proyecto', afirma Predescu. Otra agencia, Incredible Adventures, que en diciembre anunció su asociación con la compañía holandesa MircCorp, es la primera empresa privada con un proyecto para construir una estación espacial para turistas. Incredible Adventures comenzó a ofrecer viajes en los límites del espacio a través de vuelos en los aviones de combate Mig 25 en 1993 y, al igual que Space Adventures, todas sus ofertas las organiza con la ayuda de la Agencia Espacial Rusa o de los militares de ese país.

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